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domingo, 29 de junio de 2025

Un día de descanso en Narbona ¿sabéis con qué?, con más calor.

Hola navegantes.

En efecto,  hoy nos hemos quedado descansando en Narbona, pero con este calor no se descansa. Hemos salido del barco en cuanto empezó a darle el sol, y hemos aguantado en Narbona de sombra en sombra hasta que se metió. Y al volver al barco estaba a 39,8 ºC.

Como curiosidades, la Catedral de San Justo y San Pastor, que se supone que es la joya de Narbona pero fijaos, está inacabada y tiene cosas sorprendentes como un aparcamiento de coches al lado de un altar:


Es alucinante que a alguien se le ocurriera poner el crucifijo antes de cerrar la nave. 

Luego está el Gran Banco, se supone que es una obra de arte pero a nosotros nos ha servido, como al volver de Elba, para poner de manifiesto nuestra pequeñez:


Hemos visto el Pont des Marchands, sobre el canal de Midi, con viviendas encima y uno de los que estaban restaurando y nos hizo dudar si el canal estaría utilizable, porque durante la restauración se cerró: 



Es uno de las más bajos del canal de Midi, donde muchas peniches se dejan el toldo y algunos turistas la cabeza.

Cerca del canal está el monumento de los caídos, con un gallo encima de un monolito. El gallo representa a su patria. Proviene de un juego de palabras, ya que el término latino "gallus" significa al mismo tiempo "gallo" y "galo" (francés). Se encuentra también en sellos, monedas, etc. Napoleón lo rechazó por poco varonil, porque "el gallo no tiene fuerzas, no puede ser la imagen de un imperio como Francia". Pero tras él volvió a ser muy apreciado, debiendo figurar obligatoriamente en los botones de los uniformes y por encima de los estandartes de la guardia nacional, y se convirtió en símbolo casi oficial de la República. Actualmente prefieren a Mariana, la mujer con un pecho al aire, contra la que el gallo no tiene ninguna posibilidad.


Fuimos a un mercado "típico", que como todos se resume en lencería barata, ropa de segunda mano y alguna chamarilería.

Hemos vuelto a ver a unos amigos del viaje anterior, Dominique y Marie Annik, que siguen viviendo en su barco fluvial de acero en el canal. Por desgracia solo nos han dado malas noticias del canal. De aquí a Port-la-Nouvelle vuelve a haber algas, casi nadie usa ya está ruta y está mal mantenida. Al parecer antes se hacía en 2-3 horas; a ver lo que nos cuesta a nosotros arrastrando y quitando los sargazos.

Me despido con un mensaje sanitario que representa el viejo dicho de que más vale un mal día de navegación que un buen día de trabajo. Aunque con este calor alguien lo pondría en duda. 

 Con cuidado, navegantes. Y a ver si mañana os saludo desde el mar. Ojalá. 




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