Ayer seguimos con el calor del Sahel, agravado porque navegamos por las zonas donde se talaron los árboles debido al chancro colorado. Es un hongo que trajeron los norteamericanos en la
Segunda Guerra Mundial en las cajas de munición, que estaban
hechas con madera de plátano. Los árboles se secan y hay que
cortarlos para que no contagien a los de alrededor. En nuestra vuelta a España los que iban a ser serrados los marcaban con rayas verdes. De vez en cuando aparecía en la orilla un tramo de cientos de metros
completamente despoblado, donde habían tenido que serrar
toda la fila por estar ya enferma. Luego los han replantado, pero lo que antes era así:
se ha transformado en esto:
No es que disfrute dándoos la barrila con el tema del calor, pero es que esos plantones no dan sombra ni a las hormigas y tardarán décadas en estar como los anteriores. Algo deprimente y desde el punto de vista práctico insufrible, porque navegas al sol en vez de a la sombra sufriendo como los que les tocaba el reemplazo en el Sáhara.
Por la mañana, cuando salía el sol, fuimos a ver el lago de Jouarres, que habíamos visto de noche. Ya me han aclarado que es un lago artificial, parte de las infraestructuras del Canal de Midi, y que está conectado con el río Aude.
Tiene una islita en medio. Es curioso porque un cartel anuncia que está prohibido el baño y los deportes náuticos:
pero han hecho una playa que tiene hasta vigilancia en verano:
y un club de deportes náuticos:
Después nos hicimos las 20 millas que nos separaban de Narbona bajo la canícula. Pasamos por la curiosa "esclusa seca" después de Salleles d'Aude. Es una esclusa para varar las peniches y darles la patente. Tiene dos vasos, uno de los cuales normalmente no se usa y lo atraviesas con las compuertas abiertas. Cuando una peniche quiere utilizar la zona de varada le llenan esa vaso, se coloca sobre las traviesas, y lo vacían. La esclusa se puede seguir utilizando por los demás barcos.
También pasamos por esclusas con saltos de nivel enormes, no tanto como las de la vuelta a Francia (pasamos una con 25 metros de desnivel) pero si de 3-4 metros, de las que asustan cuando se vacía, miras para atrás y te imaginas el tsunami si las compuertas fallaran.
Como veis en la foto, en vez de tener norays o bitas en el muelle, tienen unas barras por donde pasas por seno tus amarras y sobre ellas suben y bajan con el barco.
También pasamos el corto tramo (apenas 500 metros) en que el canal aboca al propio río Aude. Es un tramo importantísimo porque allí no pueden garantizarte el calado estándar de los canales sino que depende del nivel del río, que lógicamente depende de la sequía y de las crecidas. Puede ocurrir que llegues hasta allí y la seguía haya bajado su nivel y no puedas seguir. Esos 500 metros pueden anular el tramo del canal que lleva a Port-la-Nouvelle.
Como os dije llegamos a Narbona, y hoy vamos a tomarnos un día de descanso para recordar nuestras anteriores visitas con el Corto Maltés (en la vuelta a España y al volver de la Isla de Elba). Mañana iremos a Port-La-Nouvelle, ya en el Mediterráneo, donde pasado mañana levantaremos el palo y empezaremos las etapas mediterráneas de este viaje.
Con cuidado, navegantes.
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