Hoy he estado pensando toda la mañana que la entrada del blog se titularía "no pudimos". Se refería, por supuesto, a salir de Muxía, pero al final fue que sí.
Salimos a las 9.30 para aprovechar que a las 11 caía la intensidad del viento, en teoría a fuerza 4. Pero lo que nos encontramos fue un Nordeste de fuerza 5 con olas de 1,5 a 2 metros, y todo de morro porque nuestra dirección a Laxe era nordeste. Probamos con la mayor en el primer rizo y el génova, el tormentín, o apoyando con el motor "a la francesa". Pero con ninguno de esos sistemas conseguíamos remontar el viento. A eso de las 13 horas llevábamos navegadas 13 millas pero en la dirección de Laxe solo habíamos avanzado 4. O sea que se confirmaba el refrán de que en la ceñida la distancia se alarga multiplicada por 3, y el tiempo por 5.
Toda la mañana estuvimos seguros de tener que volver a Muxía, porque en ese plan las 16 millas teóricas a Laxe se convertirían en 48.
Pero a eso de las 13.30 ocurrió el milagro, el viento roló poco a poco del NE al Norte, y entonces pudimos avanzar a rumbo directo con la mayor en el primer rizo y apoyados por el motor, y las últimas millas sólo a vela.
Llegamos a Laxe exhaustos, y a sotavento de su alta escollera achicharrados por el sol, después de haber hecho todo el recorrido abrigados con tanta ropa y el traje de aguas que parecíamos dos escafandristas.
Ya os dije en la navegación de ida que Laxe es un puerto sólo pesquero. En estos puertos nos tenemos que quedar o amarrados al muro o abarloados a un pesquero. Eso no se hace a voleo. Yo prefiero amarrarme a un pesquero porque es más sencilla la maniobra y no tienes que calcular las amarras para la subida y bajada de la marea. Es casi como amarrar a un pantalán. A cambio tienes que levantarte cuando ellos salen a pescar, para ayudarles en la maniobra y quitarte de enmedio. Por eso lo ideal es hablar con los locales y enterarte de uno que por cualquier circunstancia no vaya a faenar el día siguiente. Como mañana es domingo hoy la decisión ha sido fácil. Aquí podéis ver al Corto abarloado en Laxe.
El paraguas es para dar sombra a la entrada de la camareta, porque a sotavento del muelle hace un calor desesperante.
Mañana el pronóstico es de vientos del Sur, ideal para llegar a La Coruña. Estoy deseándolo para salir de la zona de las orcas.
Con cuidado, navegantes.
Pudisteis, eolidas. Eolo, el Señor de los Vientos, os fue propicio. Los protegidos por los dioses siempre llegan a su destino.
ResponderEliminarNavegando, navegando, va la vida pasando. Soltando trapo, adelante.
Nacho, Martín y Estela.