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jueves, 4 de julio de 2024

La isla de San Simón.

Hola navegantes. 

Ayer fuimos a conocer la isla de San Simón, de la que ya os conté algo el día anterior. Os enseño en primer lugar las vistas de la isla al acercarte, el embarcadero y el puente que une la de San Antón con San Simón:





La de la derecha del puente es San Simón, que era el lazareto "limpio" donde se aislaban los que no tenían síntomas, y la de la izquierda San Antón, el lazareto "sucio" donde estaban los enfermos, que casi todos acababan falleciendo. A través del puente se pasaban con una especie de tirolina la comida, el agua (sólo tenía fuente San Antón) y la ropa, sin entrar en contacto para no contagiarse.


Los fallecidos se incineraban y sus cenizas se tiraban al mar. Un monumento titulado "Sin miedo" recuerda a los que pasaron por el crematorio.


También hay un pequeñísimo cementerio con sólo 7 tumbas, las de los médicos y cuidadores que fallecieron. También hay la tumba de un niño.

Toda la isla tiene una vegetación exuberante, con caminos entre los árboles: 


En la capilla está la estatua de San Simón, al que Francis Drake cortó las manos para ver si en su interior había dinero u otras riquezas, al comprobar que pesaba mucho:


Una placa recuerda que en la novela "Veinte mil leguas de viaje submarino" Julio Verne hizo llegar al submarino Nautilus a San Simón buscando un tesoro:


Y entre la isla y la playa hay una escultura del Capitan Nemo con la cara de Julio Verne, y en el agua la escultura de unos submarinistas como si siguieran buscando el tesoro:


Otro día vamos a intentar ir a fondear a sotavento de la isla para verlo mejor.

Hay una cueva donde una leyenda cuenta que una dragona verde raptaba y encerraba a las chicas guapas de Redondela:


En la isla de San Antón está el paredón de fusilamiento de la época de la dictadura:



Y la cunebunda donde los presos hacían sus necesidades directamente al mar (es la piedra de la izquierda):


En la época que San Simón fue campo de concentración del franquismo había tal hacinamiento que los presos dormían juntos en el suelo, y cada dos horas un guardia tocaba un silbato para que todos se dieran la vuelta a la vez.

Finalmente hay una exposición explicativa con fotos antiguas y noticias recientes, como cuando se reunieron en la isla, hace pocos años, los presos supervivientes.

En resumen, una visita muy recomendable que se puede disfrutar, como la de Tambo, desde hace muy poco tiempo. 

 Con cuidado, navegantes.

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