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sábado, 20 de julio de 2024

Otro malo y otro buenísimo.

Hola navegantes. 

Antes de ayer se repitió lo del pesado día veraniego pero en peor, porque hizo poco viento y aguantamos 11 horas bajo un sol como el as de oros, y de ellas solo 4 a vela, el resto apoyados por el motor. Pero a cambio llegamos a un puerto que no conocía, el de San Juan de la Arena, en el interior del río Nalón. 

Estos puertos tienen dificultades en la entrada cuando hay mar de fondo o viento del sector al que están abiertos (en este caso el Norte) porque pueden formarse olas rompientes. Antes de ayer  no fue el caso y entramos sin ningún problema. Es un puerto reciente, que se ganó a las arenas de la ría a base de dragados. Pero por eso mismo tiene poco calado, 1,2 metros, y sólo vale para barcos pequeños.


Es conocido como la capital de la angula, porque vive de la pesca de angulas y es el único producto que ya se vende en su lonja. Además toda la estética del pueblo está orientada a este pescado. 



La marina es modesta pero tiene lo necesario, y sólo hay que tener cuidado con el cálculo de la marea entrar y salir del río. Para nosotros la salida estuvo franca y sin ningún problema. Antes de salir, y aprovechando que en el pantalán había manguera (yo no tengo) dimos un baldeo general al barco, que ya lo pedía a gritos.



Luego doblamos el Cabo de Peñas, el más prominente de Asturias, esta vez con un viento magnífico y otra vez con un sol veraniego, o sea que muy agradable. No es lo mismo un día veraniego sin nada de viento, o luchando contra el viento de cara, que un día veraniego dejándote llevar plácidamente por la brisa, que es lo que tuvimos ayer. El lado Oeste del Cabo dando unos pocos bordos de ceñida nada forzada, y el lado Este con vientos portantes que nos llevaron directamente a Gijón.




Como vamos adelantados respecto a nuestro programa hemos decidido hacer una pausa de dos días en Gijón. Mario va a quedar con unos amigos de Colunga, y yo voy a recibir a dos agradables tripulantes: Ana, y la ternura que bastaría para llenar una vida. ¡Que suerte!. Y para celebrarlo, Gijón nos obsequió con un espectáculo nocturno de drones en el aire.

El lunes seguiremos hacia Santander esperando llegar en una semana más.

 Con cuidado, navegantes.

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