Todos los 21 de marzo se celebra el día mundial de la poesía, ese género literario que existía hasta el siglo pasado y que daba valor a la ternura, a los matices, a las sugerencias, a las cosas insinuadas más que dichas, y que pidió tierra cuando apareció el lenguaje de los móviles en las redes sociales, y los emoticonos. Lo celebro repitiendo esta entrada del año pasado, el dibupoema "Besos", de Gabriela Mistral, uno de los más bonitos poemas de amor en lengua castellana:
Besos (Gabriela
Mistral).
Hay besos que pronuncian por
sí solos
la sentencia de amor
condenatoria,
hay besos que se dan con la
mirada,
hay besos que se dan con la
memoria.
Hay besos silenciosos, besos
nobles,
hay besos enigmáticos,
sinceros,
hay besos que se dan sólo las
almas,
hay besos por prohibidos,
verdaderos.
Hay besos que calcinan y que
hieren,
hay besos que arrebatan los
sentidos,
hay besos misteriosos que han
dejado
mil sueños errantes y
perdidos.
Hay besos problemáticos que
encierran
una clave que nadie ha
descifrado,
hay besos que engendran la
tragedia,
cuántas rosas en broche han
deshojado.
Hay besos perfumados, besos
tibios
que palpitan en íntimos
anhelos,
hay besos que en los labios
dejan huellas
como un campo de sol entre
dos hielos.
Hay
besos que parecen azucenas
por
sublimes, ingenuos y por puros,
hay
besos traicioneros y cobardes,
hay
besos maldecidos y perjuros.
Judas
besa a Jesús y deja impresa
en
su rostro de Dios, la felonía,
mientras
la Magdalena con sus besos
fortifica
piadosa su agonía.
Desde
entonces en los besos palpita
el
amor, la traición y los dolores,
en
las bodas humanas se parecen
a
la brisa que juega con las flores.
Hay
besos que producen desvaríos
de
amorosa pasión ardiente y loca,
tú
los conoces bien, son besos míos
inventados
por mí, para tu boca.
Besos
de llama que en rastro impreso
llevan
los surcos de un amor vedado,
besos
de tempestad, salvajes besos
que
sólo nuestros labios han probado.
¿Te
acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió
tu faz de cárdenos sonrojos
y
en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse
de lágrimas tus ojos.
¿Te
acuerdas que una tarde en loco exceso
te
vi celoso imaginando agravios,
te
suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y
qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo
te enseñé a besar: los besos fríos
son
de impasible corazón de roca,
yo
te enseñé a besar con besos míos
inventados
por mí, para tu boca.
Aquí el dibupoema, como siempre hecho con las estrofas en rojo:
Y aquí una locución:
Podéis ver muchos poemas más en las entradas de marzo a julio del año pasado, que fui convirtiendo en dibupoemas durante el confinamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos. Lo más cómodo es poner tu nombre al final del texto y luego elegir como identidad "anónimo".