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lunes, 29 de marzo de 2021

Publicidad náutica (11).

Hola navegantes.

Este anuncio es de una marca de "patentes", que es como llamamos a las pinturas antiincrustantes, que se dan cada año o cada dos años en la parte sumergida del casco para evitar que se peguen y críen algas y caracolillos, que luego no dejan avanzar al velero. Se ve a los técnicos de la empresa trabajando debajo del agua con sus microscopios, paletas de colores, tablets, etc, y encima del barco a una familia disfrutando gracias a que ellos se han ocupado del trabajo de "debajo".

 Es uno de los mantenimientos más caros e incómodos de un velero porque hay que sacarlo del agua con una grúa, y si esperas al verano hay lista de espera en el varadero.

Hay dos tipos de patentes. Las de "matriz dura" son las clásicas, que dejan una capa de pintura un año tras otro. Tienen el inconveniente de que se acumula el peso de las capas (no es mucho, 1-2 kg cada año) y cada pocos años hay que rascar y decapar la pintura acumulada. Y la ventaja de que son un poco más baratas. Además, en los barcos que pueden varar, como el Corto Maltés, las capas acumuladas protegen el gelcoat de las ralladuras que se producen por apoyarse en la arena o en las conchas.

El otro tipo son las patentes "autopulimentantes". La capa de pintura que se da cada año se va desprendiendo a medida que el barco navega, lo que va haciendo aflorar capas nuevas de producto activo. Tienen en inconveniente de que manchan lo que tocan (si buceas alrededor del barco puedes salir con el bañador pintado, y lo mismo el cabo del fondeo), y que en caso de vuelco es casi imposible mantenerse encima del casco dado la vuelta, porque resbalan como el hielo. Y que no son buenas para barcos que se mantienen fondeados en las rías, porque al correr la marea todos los días del año bajo el casco la desprende como si estuviera navegando, y les dura poco. Y la ventaja de no acumular capas de pintura, ya que lo que no se ha desprendido con la navegación lo hace fácilmente con la karcher al sacarlo del agua.

Respecto al color, hay mucha variedad en el mercado. Aparte del aspecto estético hay que considerar los aspectos prácticos. La pintura blanca y la gris pueden hacer que una ballena que vea al barco desde abajo lo confunda con otra de su especie, se acerque para jugar o aparearse, y sin querer lo hunda. Y la azul (sobre todo) pero también la negra y la verde en caso de vuelco se distinguen mal del resto del color del mar desde el aire, dificultando la localización del barco por los rescatadores.

Nosotros damos siempre al Corto Maltés patente autopulimentante, aunque conservando las capas de pintura de matriz dura, que dio el propietario anterior, para que contribuyan a proteger el casco cuando varamos. Y respecto al color, aunque previamente lo cambiábamos cada año, ya hemos decidido darlo siempre rojo, que es el que mejor se distingue desde el aire si el barco vuelca.

Con cuidado, navegantes.

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