Hola navegantes.
Ayer decía en un comentario que una de las razones para no seguir por el río Po era que ya no estábamos para emociones fuertes. Pues las hemos tenido en el canal de Mantova.
Han sido otra vez las malditas algas, como en la vuelta a Francia. Entramos en un tramo del canal, unos pocos kilómetros, absolutamente colmatados de algas, en algunos tramos el 100 % de su superficie, para que no hubiera forma de evitarlas.
Entramos allí encomendándonos al de las causas perdidas, que no me acuerdo cuál es, pero no sirvió de nada. El motor sufrió un calentón por las algas enredadas en la hélice y por la obstrucción de la toma de agua. Conseguimos salir de la zona de algas enfriando el cárter con agua fría (que hervía en cuanto le tocaba) y al llegar a aguas un poco más libres fondeamos en medio del canal, porque no había ningún pantalán en las cercanías. Allí sacamos el motor, limpiamos todo y le dejamos enfriar, después de lo cual parece que ha vuelto a ir normal. Pero el susto no nos lo quita nadie. Ya os he comentado que en las aguas interiores no hay servicio de salvamento. Si no se hubiera resuelto uno de los dos tendría que haberse ido nadando a la orilla, hacer autoestop hasta Mantova, y haber vuelto con un mecánico o con un remolque.
Posteriormente, en Mantova, el dueño del Club Motonautico Mantovano, donde nos hemos quedado, me ha dicho que ni a los de aquí se les ocurre navegar por el Po. Que es fácil varar en los arenales, con el agravante de que si haces algo mal, la corriente del río te mete más adentro en el arenal y luego no hay quien te saque. O sea que hicimos bien en no jugarnosla y terminar la navegación aquí.
Por lo demás, la navegación de hoy ha sido muy interesante. Aquí el paso de la última esclusa del viaje, la de Valdaro, que ya tiene al menos 4 metros de desnivel:
Finalmente se accede a los 3 lagos que rodean Mantova por un canal estrecho, que hace unos años era una esclusa y aún mantiene sus norays y las ranuras para las compuertas:
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