Hola navegantes.
Hoy hemos pasado un día de descanso en Mantova visitando la ciudad. Está en la orilla de tres lagos, en realidad tres ensanchamientos del Río Mincio, por el que llegamos nosotros, comunicados entre sí. La verdad es que es increíble haber llegado en barco hasta aquí desde España, primero por el mar costeando dos países (tres con Mónaco) y luego remontando cuatro ríos. Y eso con un barquito de menos de 7 metros y un fueraborda de 6 CV.
La parte mala es que, como estamos en un río, esto está trufado de mosquitos, de los que parece que no han hecho una comida completa en su vida. El atardecer es insoportable. Tenemos que encerrarnos en el barco y echar bien de espray para darles matarile.
Entre las cosas prácticas, hoy tuvimos que buscar una tienda de bicis para comprar una cubierta y dos cámaras, porque las pequeñajas, que no habían dado problemas en todo el viaje desde Santurce, se han puesto de acuerdo en pincharse a la vez. Tres pinchazos en 24 horas.
No es extraño porque Mantova ha mantenido el empedrado de muchas de sus calles supongo que de la época medieval, y están empedradas con cantos de río:
Entrar en ellas con la bici es peor que el París-Dakar. Se te aflojan hasta los empastes.
Entre las curiosidades, una iglesia, la Basílica de Sant' Andrea, que afirma poseer restos de la sangre de Jesucristo (dicen que la trajo Longino, el soldado que le dió el lanzazo en el costado, que la recogió del pie de la cruz). Se le han quedado viejas las sillas y ha lanzado una campaña de "adopta una silla". Cada silla dicen que les cuesta 100 euros, y si adoptas una tienes el honor de que esté rotulada con tu nombre o el de uno de tus seres queridos. Como veis, una donación desinteresada. De verdad que no me lo invento:
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