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jueves, 23 de septiembre de 2021

¡Sniff!

 Hola navegantes.

¡Qué sensación más rara el final de un largo viaje!. Por un lado estás deseando volver a casa, a tu zona de confort, a tus rutinas. Pero por otra sabes que dentro de poco echarás de menos estos meses de vida robinsonesca, improvisada, incierta, donde cada día al salir a navegar no sabes ni dónde vas a dormir ni las aventuras que te sucederán por el camino. 

Hoy hemos sacado el Corto Maltés de la laguna en Mantova.


Nos levantamos a las 5 para estar listos a las 6, cuando saliera el sol, ya que José Luis tiene por delante un larguísimo viaje por carretera. Hace rarísimo haber venido hasta aquí en 4 meses y regresar en 2 días. Se amontonan en la cabeza los recuerdos, ya desordenados, que habrá que ir recolocando en los próximos meses.

También hace rarísimo ver alejarse a tu compañero de aventuras en la caja de un camión, tan ajeno a su medio natural, que es el agua.


Entre las curiosidades, comprobar la diferente fauna que se pega al casco en cada mar. El Corto Maltés ha salido con unas conchitas vermiformes que nunca le han salido en Santander. Allí lo que le sale es un felpudo blandito de color verde moco que se desprende muy bien. Tenía la esperanza de poder prescindir el año que viene de darle la patente, teniendo en cuenta que se la renové en el camión a la ida y le voy a retocar las zonas peores a la vuelta, pero ahora me parece que no me quedará más remedio que dársela.


Ana y yo íbamos hoy a Bolonia en tren y mañana a Santander en avión. Pero al poco de salir de Mantova nos llegó un correo anulando nuestro vuelo por una huelga. Estamos buscando un transporte alternativo con la esperanza de poder estar el sábado en Santander para botar el Corto Maltés. 

Con cuidado, navegantes.



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