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jueves, 24 de septiembre de 2020

El paso de Gois no es simpático.

 Hola navegantes.

En la navegación a Bretaña con el Corto Maltés uno de los sitios más curiosos de conocer fue el paso de Gois (lo conté en la entrada del blog de 29-6-15). Es un tramo de la carretera departamental nº 948 que en pleamar está cubierto por el mar y cuando baja la marea queda expuesto al aire y se puede circular por él, y que une la isla de Noirmoutier con el continente. Se tiene conocimiento de este paso desde 1700 aunque se le han ido haciendo mejoras progresivas. En 1840 se estableció una línea regular de paso con carromatos tirados por caballos, en 1924 se hicieron las rampas de acceso y se pavimentó la calzada, y en 1939 se asfaltó. Actualmente está en algunos trozos pavimentado y en otros asfaltado. 


Existen otros pasos así en el mundo,  pero la particularidad del de Gois es su longitud (unos 5 kilómetros) y la altura del agua que le cubre con la marea alta (entre 1,30 y 4 metros) que permite navegar sobre la carretera. Antes de 1971, en que se construyó el puente sobre el paso de Fromentine, era la única vía de comunicación de esa isla con el continente.

Mi sobrina Alicia y yo fuimos a conocerlo con las bicis y nos tuvimos que hacer 25 kilómetros a primera hora de la mañana, para llegar con la bajamar. En los últimos kilómetros fuimos viendo algunos carteles de tráfico que nos iban poniendo en situación, y no debe haberlos en muchas partes del mundo. Se veía un coche con el agua por el capó que decía “Peligro. Calzada sumergible”, y cien metros más adelante el agua ya había tapado al coche y decía “Riesgo de ahogo”. 

 



 Y más adelante, ya a la vista del paso, un enorme cartel con los horarios de mareas iluminados y las horas en que se podía pasar ese día. Estos carteles tan útiles y curiosos se pusieron por primera vez en 1830 para evitar los accidentes por desconocimiento. Finalmente, en el mismo paso, un cartel atemorizante mostraba la inundación progresiva de la carretera, que había engullido a un coche:

 

Como Alicia y yo llegamos justo en bajamar la zona estaba llena de coches de pescadores y de gente mariscando. Todo lo que abarcaba nuestra vista estaría dentro de poco unos cuatro metros por debajo del nivel del mar. Había un camión-grúa circulando de arriba abajo por las inmediaciones para resolver imprevistos (un simple problema de arranque se salda con un siniestro total si te alcanza la marea). 

Vimos cosas sorprendentes, como señales de tráfico que dentro de unas horas sólo se verían buceando:

 

 y tramos de carretera con señalizaciones marítimas, como marcas cardinales, para los barcos que se aventuran a cruzar sobre la carretera:

Cada quinientos metros más o menos la carretera tiene unos refugios por si a alguien le sorprende la subida de la marea que tenga donde guarecerse. Los más sencillos son unos simples postes de madera con una escalinata, y los más complejos un balconcillo encima de un poste:

 


 

Poco después todo lo que habíamos visto al llegar estaba bajo el agua, y la siguiente foto es una hora después de la primera:


A pesar de lo pintoresco del paso, en realidad pone de manifiesto la limitación de las obras públicas cuando se construyó (lo normal hubiera sido hacer un puente, o un paso que sobrepasara el nivel de la pleamar, evitando riesgos e inconvenientes). 

 

Pero lo han convertido en un reclamo turístico y siempre me sorprendió (y más al verlo de cerca)  que los franceses mantengan estas infraestructuras tan peligrosas abiertas. Por ejemplo, la isla de Noirmoutier es ahora accesible por un puente de carretera a sólo 4 km del Paso de Gois, un "rodeo" ridículo que evita totalmente el riesgo. Pero claro, allí no quedan bien los selfies.

 Viene todo esto a cuento porque en el famoso paso acaba de fallecer ahogada una mujer. El día 21 Salvamento Marítimo de Francia recibió una llamada comunicando que un coche había quedado atrapado en el paso por la marea, que ese día era de las de coeficiente más alto del año. Enseguida se radió un Mayday dirigido a todos los barcos de la zona y se enviaron dos lanchas rápidas y algunos vehículos por tierra. En el coche iban 5 ocupantes. Cuatro de ellos fueron recuperados a salvo por los bomberos, pero el quinto, una mujer de 66 años, fue arrastrada por la marea, que al subir barre la carretera como un río caudaloso, no se puede con ella y arrastra hasta los coches. Fue encontrada sin vida más tarde por un helicóptero de la marina. Seguro que a sus familiares ya no les hace tanta gracia ese paso.

Con cuidado, navegantes.

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