Hola navegantes.
La navegación de hoy ha sido maravillosa, un día veraniego con una brisa portante del Norte al Noroeste que nos ha permitido hacer un rumbo directo a Guetaria. La primera mitad con el viento por la aleta con la mayor y el espí, y la segunda en empopada con el génova y el espí en orejas de burro. En total 16 millas en unas 5 horas.
En Guetaria he parado muchas veces y cada vez me gusta más. En primer lugar su aproximación es preciosa, con su imagen típica del "ratón" formada por el monte San Antón y la colita que es la unión artificial de la antigua isla con el continente, detrás de la que se encuentra el puerto.
En segundo lugar por ser la cuna de Juan Sebastián Elcano, el primer hombre que dio la vuelta al mundo, aunque luego se ha demostrado que en realidad fue el segundo, ya que el primero fue un esclavo de Magallanes llamado "Enrique el Negro" (ver entrada del blog de 14.11.2019).
Y el tercer lugar por la belleza del pueblo. Hoy hemos dedicado la tarde a subir en la bici al monte San Antón, o sea al ratón de Guetaria, donde está el faro. Es una subida entre bosques y con vistas al mar y al pueblo, hasta alcanzar primero el faro
y luego una atalaya o mirador desde donde antiguamente se avisaban las ballenas, y que tiene vistas desde el Cabo Higuer, antes de Hondarribia, al Cabo Machichaco, antes de Bilbao.
Por el camino un escultor anónimo ha tallado en la piedra arenisca unas esculturas curiosas, la última es un hombre barbudo con alas de águila que nosotros pudimos encontrar gracias a una señora de 72 años que todos los días sube andando al monte y nos lo señaló, porque en realidad está entre unos arbustos, casi inapreciable.
Al bajar se disfruta de una vista general del pueblo y del tómbolo artificial con que se ha unido la isla al continente:
En el capítulo de las anécdotas, hoy hemos tenido la más curiosa de todo el viaje. Aquí hay que pedir cita previa para usar la ducha. Cada barco tiene derecho a 20 minutos, independientemente de la tripulación que lleve, y sólo está abierta una ducha. Por ejemplo una tripulación de 8 tendría dos minutos y medio cada persona, y entrarían uno tras otro, hombres y mujeres, a la misma. A continuación se desinfecta para el siguiente barco. Un sistema sorprendente. Tampoco dejan afeitarse.
Mañana saldremos para San Sebastián.
Con cuidado, navegantes.
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