Hola navegantes.
Ayer hicimos la etapa San Sebastián-Bermeo. Fue un día más que veraniego, sahariano, con un sol de plomo y nada de viento. Hicimos toda la etapa a motor y sólo pusimos las velas para dar sombra.
En Bermeo nos hemos quedado en los ataques de tránsito que siguen siendo una tortura. Por alguna extraña razón de las corrientes dentro del enorme puerto, los pantalanes no paran de moverse y las amarras no paran de dar tirones, haciendo crujir las cornamusas e impidiendo cualquier intento de conciliar el sueño. Ya me pasó en ocasiones anteriores o sea que no es algo que se deba a las mareas o las corrientes de hoy. Debe ser algo inherente a la circulación del agua en este puerto, lo mismo que pasa en el de Ribadeo. Ahora mismo estoy sufriendo oyéndolas crujir y temiendo que alguna se arranque.
Hemos recibido la triste noticia de que el ballenero Aitea Guria, del que os hablé en la entradas de 3 y 16 de abril y 2 de mayo de 2017 porque me invitaron a presentar allí la vuelta a España en el Corto Maltés, está destrozado y en dique seco. Al parecer un temporal lo ha desarbolado y le ha destrozado el casco, que es madera, así como la roda y la quilla, y la reparación va a ser de aúpa. Da mal rollo verle allí en el varadero, junto a otros barcos que llevan su restauración parada desde hace años, y mucha pena por nuestros amigos de la asociación Galerna Taldea que tantos esfuerzos han hecho por mantener viva esta reliquia de los balleneros vascos que iban a vela hasta las costas de América a cazarlas.¡Ánimo chicos!.
Mañana continuaremos hacia el oeste, posiblemente a Santurce.
Con cuidado, navegantes.
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