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viernes, 4 de septiembre de 2020

Enfermó la foca Josefina.

 Hola navegantes.

En las entradas de 15-7-18 y 17-11-18 (que os aconsejo volver a leer) os hablé de la foca Josefina. La conocimos en nuestra vuelta a Francia con el Corto Maltés. 

 Es una foca que desde hace más de 20 años vive en los alrededores del pueblecito de Mordreuc, en el río La Rance (el de la presa mareomotriz) como una vecina más, y en verano va a dormitar a la rampa donde se bañan los niños. Su nombre científico es "L9" y su apellido científico “994”, pero todos la conocen por "Josefina". Primero la llamaban “Arthur” dando por hecho que era un macho. Fue abandonada por su madre en la bahía del Monte Saint-Michel, criada durante seis meses en el Oceanopolis de Brest, y vuelta a liberar allí para ver si se reunía con su manada. Pero reapareció en La Rance. Se supone que entró en una de las aperturas de la esclusa y luego no supo, o no quiso, volver al mar a través de esa infraestructura tan peligrosa arriesgándose a ser succionada por las turbinas y terminar en carne picada. 

Al principio a los vecinos les molestaba, porque cogió la costumbre de subirse a los botes fondeados para tomar el sol, y decían que acababa con la pesca. Los de Oceanopolis volvieron a capturarla y la devolvieron a la colonia de Mont Saint-Michel, pero Josefina reapareció una semana después en La Rance. Esta segunda vez es poco probable que fuera accidental y posiblemente remontó el río y la esclusa adrede. Ahora se ha hecho una vecina más del puerto de Mordreuc, es famosa y sale hasta en las postales.

 

Pues la pobre Josefina se ha puesto enferma y no saben lo que tiene. El 23 de julio la llevaron al Oceanopolis de Brest para ver si los veterinarios diagnosticaban la causa de pérdida de peso (de sus 90 Kg ordinarios a 43). 

 

Aunque poco a poco va engordando, la verdad es que todos los análisis y pruebas que le han hecho han sido normales, y la situación tiene perplejos a los veterinarios. 

 

Nosotros dijimos que lo que le faltaba era una foca macho que se atreviera a pasar las esclusas como ella, y a lo mejor está adelgazando por la soledad y la tristeza, por no poder formar una familia en ese sitio tan bonito que tienen que repetirte el nombre. Ojalá acierten con lo que tiene, y si no ojalá que la devuelvan a La Rance con un compañero, ya que parece que entre los machos de su especie no hay uno que tenga la curiosidad y la valentía que tuvo ella.

Mañana empezaremos nuestra navegación hacia el Este para recorrer Euskadi, y precisamente la primera etapa (que solemos pernoctar en Santoña) parece que quisiera gafarnos, porque acaban de aislar al pueblo durante 14 días por el coronavirus.   Os prometo que no lo hacemos adrede, aunque parezca que vamos buscando al virus para provocarle. En julio navegamos hacia el Oeste (las Rías Altas de Galicia) con los municipios costeros de Lugo confinados, y ahora que vamos hacia el Este resulta que confinan a Santoña.

Con cuidado, navegantes.






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