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jueves, 3 de septiembre de 2020

El decano de mis tripulantes.

Hola navegantes.

En varias entradas de este blog os he hablado de navegantes veteranos, que con 70, 80 o 90 años se han lanzado a travesías oceánicas o incluso a dar la vuelta al  mundo a vela en los más variados artilugios. La palma de la edad se la lleva Angela Besana, que con más de 100 años continúa regateando (entrada de 28-2-20), y la de la rareza Jean-Jacques Savin, que con 72 años atravesó el Atlántico en un barril (entradas de 27-12-18 y 10-5-19). En este enlace se habla de algunos de ellos:

Clic aquí.

Puede pensarse que es la filosofía "de perdidos al río" y que cuando tienes la mar de años y ya has hecho en la vida las cosas importantes, la muerte te da menos miedo (y por lo tanto el riesgo) ya que te queda poco que perder. Con ese criterio sería preferible morir en poco tiempo haciendo algo que te gusta que lentamente a lo largo de unos cuantos años de dependencia. Por otra parte la muerte es sólo una de las muchas maneras de perder la vida. Hay otras, como apalancarse en un trabajo aburrido e improductivo o en el butacón delante de la telebasura, y hay gente (de todas las edades) que elige el riesgo de la primera por cumplir su sueño.

Traigo esto a colación porque hoy he tenido la suerte de compartir una tarde de navegación con el que ha sido mi tripulante más veterano, Higinio, con 92 años. Nació en Santander y se introdujo en el mundo náutico a través de las traineras. Luego se pasó a la vela ligera, que aún practica en verano. Hasta hace poco se nadaba 1.500 metros varias veces a la semana. Siempre recordaré en un remolque, frente a su casa en Madrid, su velerito 420 amarrado durante los duros inviernos. Con él introdujo en la vela a sus 8 hijos y uno de ellos, Mario, me acompaña habitualmente en las travesías con el Corto Maltés.

Sólo pudo hacer un curso de vela el hijo mayor, que luego fue enseñando a los hermanos. Navegaban sobre todo en los pantanos de Madrid, especialmente el de Entrepeñas, donde dormían en un refugio, y en verano en Gandía, donde veraneaba la familia. El barco dormía en la arena y lo botaban cada día desde la playa, y cuando había olas era un espectáculo pues con la inconsciencia de la adolescencia, tolerada por Higinio y con el pánico de su madre, al volver a la playa lo hacían planeando una ola con la orza medio subida (no del todo pues entonces se cruzaba el velero y volcaban) avisando a los bañistas.

Un verano recorrieron parte de la costa mediterránea con dos 420 desde Gandía hacia el Sur, durmiendo en las playas en sacos de dormir y duchándose en los campings. Un equipo les seguía en un coche por la costa para la intendencia.

Pues Higinio está pasando unos días en Santander y hemos disfrutado de una  bonita tarde de navegación, abriéndonos nuestra biblioteca interior para compartir las anécdotas náuticas y de todo tipo. El tiempo acompañó, pues hizo una tarde despejada, con viento del Nordeste de fuerza 3-4, con unas olitas de esas que derraman música en los oídos pero no frenan el barco, y con una temperatura agradable, lo que es raro con el Nordeste (suele ser un viento frío que te obliga a navegar bien abrigado). Nos recorrimos media bahía con Higinio a la caña, y yo bien animado al ver que alguien que por su edad sólo debería estar para dejarle el sitio en el autobús, aún tiene energía, habilidad y reflejos para saltar a un velero y patronearlo. Gracias, Higinio.

4 comentarios:

  1. Doy fe de lo que cuenta Álvaro. Se me ponen los pelos de punta recordando la alegría con la que hace ya más de 40 años y con la imprudencia de la juventud tolerada por mi padre salíamos a navegar desde la playa enfrentando las olas (era imprescindible que hiciera viento fuerte) y volvíamos planeando una ola. Como tripulante de Álvaro en el Corto Maltés he aprendido lo importante de la prudencia para evitar incidentes en el mar. Yo deseo seguir navegando con la edad del entusiasta de mi padre

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  2. Bonita historia y bravo por Higinio! todo un ejemplo, si señor!

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  3. Que maravilla, es impresionante ver que bien se maneja a la caña y como se ve en la foto que disfruta. un aplauso grande.
    Ademas me ha encantado ponerla cara a otro de tus seguidores y que hace unos comentarios interesantes y ios.
    Saludos.

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  4. Con motivo de las Vacaciones, he estado tiempo sin leer tus mensajes salvo o el dddicado a mi que me pasarion los hijos. Ahora, despues de habr leido no menos de 30, estoy dispuesto a seguir diaiamente lo que noss cuentes, que seguro será inteesante.

    Repitoo mi agradecimiento por tu invitacion al la excursion marítima que me permitió admirar tu magnico baerco "pequeño mero matón". Es una maravill de aprevicamiento y pereccción.

    Y al fin y al cabo llevar un pasajero de 92 años no creo que tenga demaiado meríto. Soy yo el agradecido.

    Un fuerte abrazo

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