Hola navegantes.
En la vuelta a España descubrimos una fisura en el herraje del estay de proa, que atribuimos a los pantocazos en la salida del Guadalquivir.
Podéis leer la historia aquí:
Por suerte el herraje tenía otros puntos de anclaje para el estay y lo sustituimos por otro a través de un grillete, y así navegamos algunos años. Con el tiempo tuvimos la oportunidad de aprovechar la presencia de un soldador en nuestro atraque para otros menesteres, y nos hizo una soldadura. Pero resultó ser de los que no dan puntada sin hilo, me aseguró que sería irrompible, y que la pieza se partiría antes por cualquier otro sitio que por el cordón de soldadura. Con cierta desconfianza volví a enganchar el estay en la pieza soldada, pero en el siguiente viaje volvió a agrietarse, precisamente donde me lo había soldado.
Naturalmente volví a pasar el estay al anclaje alternativo, y así lleva otra vez varios años. Pero aprovechando la estancia en el varadero he decidido volver a soldarlo, por lo menos para disponer de ese herraje en caso de que fallase el actual. Esta vez me lo han soldado con la llamada soldadura TIG (del inglés tungsten inert gas) que se caracteriza por el empleo de un electrodo permanente de tungsteno (que funde a 3.410 °C)
y la protección de un gas. La función del gas es desplazar el aire del entorno de la soldadura y evitar el
contacto entre el oxígeno y el nitrógeno de la atmósfera y el baño de fusión. Por eso cuando hace mucho viento no puede usarse, ya que el viento puede desplazar el gas protector y perder su efecto.
La soldadura TIG da cordones más resistentes, más dúctiles y menos sensibles a la corrosión, al menos en teoría,y espero que esta vez dure. La decisión de pasar el estay a la pieza soldada o dejarlo donde está no la he tomado, pero al menos sé que dispongo de un anclaje alternativo si me fallase el actual.
Lo que sí llevo siempre es un anclaje secundario o de seguridad, consistente en una cadena inoxidable con un poco de holgura, la suficiente para que si falla el principal por lo menos no se me caiga el palo.
Con cuidado, navegantes.
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