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miércoles, 20 de abril de 2022

Las autopistas de las ballenas.

 Hola navegantes.

Este  verano nuestro destino de navegación va a depender de las orcas. Si aparecen por las costas de Galicia y atacan a los veleros, como los dos años anteriores, optaremos por la ruta del Este e iremos a Arcachon. Un mar interior precioso que ya conocimos en 2014, pero que nos gustó tanto que tenemos ganas de repetir. Y si no aparecen, optaremos por la ruta del Oeste para conocer con detalle el Golfo Ártabro (las rías de La Coruña, Betanzos, Ares y Ferrol) que en anteriores navegaciones siempre hemos pasado de largo por la premura de llegar a las Rías Bajas o en avanzar en la vuelta a España. Habría sido nuestro destino alternativo el verano pasado si la pandemia no nos hubiera permitido dar la vuelta a Italia. 

La navegación a Londres y/o la vuelta a Inglaterra la dejamos para 2023, ya que la vuelta a Italia el año pasado nos dejó exhaustos, y este año vamos a optar por un plan más "tranquilo".

La World Wildlife Fund (Fondo Mundial de Vida Salvaje) acaba de publicar un documento sobre las rutas migratorias de las ballenas. Se basa en 30 años de recoger mediante satélite la posición de 845 ballenas a las que han marcado con localizadores GPS. Para la navegación, una de las conclusiones es que en las travesías atlánticas "de ida" (hacia las Antillas) el riesgo de encuentro es casi nulo, no así en las travesías "de vuelta" entre las Antillas y las Azores. Al superponer las rutas comerciales del tráfico marítimo, o las de pesca, con  las de las ballenas, se comprueba que muchas coinciden, lo que explica las numerosas cicatrices en el cuerpo o las aletas que exhiben las ballenas, debidas a accidentes con las hélices de los barcos o las artes de pesca. Más de la mitad de las ballenas exhiben estas marcas. Ya hay algunos países, como Sri Lanka, que sugieren modificar ligeramente las rutas de los mercantes frente a sus costas a fin de evitar estos encuentros.

Con relación a las orcas, los ataques a veleros se producen desde 2020, no conociéndose esta conducta con anterioridad. Se ha visto que atacan exclusivamente a los timones de los veleros, y que cuando consiguen arrancar uno siguen jugando con él como si fuera una pieza de caza (hacen lo  mismo con las focas, después de muertas se las lanzan como si fuera una pelota, y se las rebotan con la aleta caudal). Obviamente al velero le provocan un destrozo, y en el peor de los casos una vía de agua que puede hundirlo.

La hipótesis más probable es que se trata de un comportamiento aprendido. Todos los ataques se deben a una misma familia que migra, siguiendo a los atunes, entre Galicia y el Estrecho de Gibraltar (donde también se han registrado ataques). Al parecer entrenan a las crías para la caza utilizando los timones, que recuerdan la aleta caudal de sus presas. Al dejarlas sin aleta caudal el animal nada en círculos y muy despacio, siendo fácil de atrapar. Si esto fuera cierto, es de esperar que el comportamiento se perpetúe a través de las siguientes generaciones, que enseñarán el mismo comportamiento a sus crías.

Ante un ataque, los más brutos han respondido lanzándoles bengalas, gasoil o gasolina, o pinchándolas con el bichero u otros cachivaches, lo que suele empeorar la conducta haciéndolas más agresivas. Y una orca furiosa puede hundir un barco como nosotros pisamos a una hormiga. Tened en cuenta que pueden medir 7-8 metros y pesar varias toneladas, y frente a ellas los 6 metros del Corto  Maltés o su tonelada y media son una minucia. 

Lo que nos recomiendan las autoridades y los científicos es parar el barco (bajar las velas y apagar el motor) y dejar el timón libre, puesto que si se le fija es más fácil para las orcas arrancarlo. También funciona hacer avanzar el  barco despacio marcha atrás, para que el timón no les recuerde una aleta caudal, ya que iría en la parte de "delante" en el sentido de la marcha, y ningún animal marino tiene una aleta delante de la nariz. Los portugueses recomiendan llevar un tubo metálico, meter un extremo en el agua y golpearlo con un martillo o llave inglesa para espantarlas con el sonido. En cualquier caso, estos "trucos" sólo dan resultado en el 50% de los ataques, pero como no hay más, es lo que hay que hacer.

Una sociedad francesa ha desarrollado un dispositivo de repulsión basado en los ultrasonidos. Inicialmente era para proteger las redes de pesca y emitía siempre, pero ahora hay uno que sólo se activa cuando detecta la presencia de cetáceos en las proximidades:

Podéis consultarlo aquí:

Clic aquí

Y aquí:

Clic aquí 

Aunque está diseñado para proteger las redes de pesca dejándolo sumergido con ellas, nada impediría llevarlo a bordo y sumergirlo al detectar a las orcas, a ver si las espanta con su estruendo mudo.

En caso de ataque también es importante quedarse en el centro de la bañera o en el interior del barco, y sobre todo no asomarse por la borda para verlas. Si en ese momento se produce un choque alguien puede caerse al mar, y convertirse inmediatamente en la comida de las orcas. Y ya sólo faltaría que también aprendieran esta forma de conseguirse la comida.

Todos  nuestros planes, obviamente, pueden cambiar, tanto por la pandemia como por las orcas, que a lo mejor "atacan" este verano en otras zonas. En la costa atlántica de Francia, hasta diciembre de 2021 sólo se habían detectado dos ataques, uno frente a Royan y otro frente a Arcachon. Pero podría haber más.

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Me han interesado mucho los comentarios sobre las orcas. También me ha gustado conocer tus nuevos proyectos de navegación. Espero que tus nuevas travesías, colmen tus aspiraciones, sin sustos "orquianos"
    Espero disfrutar de tu compañía y de Ana, en algún viaje entre navegaciones. La Tierra de Fuego y Nueva Zelanda, son geografías muy tentadoras. Un abrazo. Miguel del Valle

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