Hola navegantes.
Hoy recorrimos por la mañana la Isla de la Maddalena, la principal del archipiélago. La verdad es que es menos espectacular que Caprera. Tiene una carretera panorámica que la circunvala, con pueblos y accesos a algunas playas, y la vimos por la mañana. También recorrimos en bici su capital. Nos sorprendió que una bonita isla, la Isola Chiesa, en pleno centro urbano y unida a la ciudad por un puente peatonal metálico, sea de propiedad militar y nunca se abra al disfrute de los habitantes. Un precioso destino si te llaman a filas, pero una putada para el pueblo, al que han privado de un lugar de desahogo maravilloso.
Al mediodía cogimos el transbordador y nos despedimos de estas bonitas islas.
Fuimos de nuevo por las carreteras sin parapeto de Cerdeña a Castelsardo, y por el camino casi atropellamos a una tortuga. Aquí me veis intentando explicarle los peligros de cruzar sin mirar a los lados:
No sé si me entendió porque se lo dije en italiano, no en sardo. De momento se acurrucó junto a un murete en la cuneta, y no sé si aprendió la lección aunque no me entendiera.
También tuvimos un incidente con un elefante, pero éste de piedra. Menudo susto, en el arcén de la carretera apareció esto:
Es una curiosa roca erosionada por la naturaleza con forma de elefante. Además está erosionada en su interior, ahuecada, y tiene dentro una tallas en la piedra que nos han dicho que son de la civilización Nuraghe, de la que os hablé otros días, aunque nos cuesta creerlo. Al elefante le faltan los colmillos, y justo es lo que está tallado dentro.
Pero no creo que los Nuraghe de Cerdeña, miles de años antes de la era común, pudieran saber que en África y Asia había elefantes y saber que tenían colmillos.
Llegamos a Castelsardo a medida tarde. Castelsardo es un precioso pueblo construido en la ladera de una colina junto al mar, con un castillo en la cima.
Tiene una catedral, varias iglesias, y justo hoy se celebraba su fiesta anual y la procesión de Semana Santa. Todas las casas tenían en el portal una candela de cera, porque sustituyen la iluminación eléctrica por las velas:
Finalmente nos despedimos del pueblo con un bonito atardecer, viendo en el horizonte la Isla Asinara:
Asinara fue, precisamente, la primera tierra que vimos desde el ferry al venir, nuestro primer contacto visual con Cerdeña, y va a servirnos también de despedida. Mañana cerraremos la circunvalación de Cerdeña, y por la noche tomaremos el ferry de vuelta a Barcelona.
Con cuidado, navegantes.
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