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viernes, 24 de julio de 2020

O Barqueiro.

Hola navegantes.

Hoy hemos salido de Viveiro sin prisa para aprovechar la marea vaciante, que nos arrastraría al mar abierto. Tuvimos suerte y no fue sólo la marea, también salió un viento terral (el que sopla de la tierra al mar por la noche) que nos permitió salir de la ría de Viveiro con el espí, disfrutando de sus orillas boscosas.

Al final de la ría está la Isla Coelleira (Conejera), una preciosidad con forma cónica asimétrica, llena de verde y con un faro blanco en la cúspide) donde se acabó la suerte, decayó el viento y nos cogió de cara la marea vaciante de la otra ría, la del Barquero.


Entonces decidimos fondear en Bares para comer y echar una cabezada, porque hoy la etapa era corta. Bares es un puerto precioso que consta sólo de una escollera hecha con las rocas redondeadas cogidas de la montaña cercana (en vez de los típicos bloques de hormigón) pero sin puerto para desembarcar.


Está junto a una playa de arena blanca y un frondoso bosque.

Por la tarde salió un viento del oeste que nos permitió hacer a vela todo el recorrido de la ría. Primero fuimos a Vicedo, que ya conocía de navegaciones anteriores, y después a Barquero, que no le conocía y era nuestro objetivo hoy.

Barquero está al fondo de una ría que casi se seca en bajamar, y hay que entrar siguiendo a rajatabla las indicaciones. La primera referencia es la Torre de un faro blanco, la segunda
una casa roja que ahora es una vivienda particular y antes fue una fábrica de salazón


y finalmente se accede al puertecito. En Vannes también daban como referencia el color de una casa particular y siempre me sorprendió, porque si esa familia pinta la casa de otro color todas las guías náuticas quedan anticuadas.

El calado de la ría hasta Barquero es de solo 1 metro en la canal (las orillas se secan) y entramos con la orza y el timón subidos. En el interior del puerto oscila entre 0,2 y 2,5 metros. Nosotros nos hemos quedado abarloados a un pesquero en una zona de 1,5 metros, y esperamos pasar una noche tranquilísima en el hotel "Chincho Rubianes".


Luego fuimos a recorrer el pueblo, pero la verdad es que no puedo contar nada de él, lo siento.

Mañana iniciaremos la vuelta, porque en la siguiente ría ya conozco Cariño de la vuelta a España, y Ortigueira, aparte de la dificultad de los arenales que cierran su entrada, ha cambiado la titularidad del club náutico y no han podido asegurarme si dispone de atraques de tránsito. Además mañana está pronosticado viento del Oeste, que nos viene muy bien para la vuelta, queremos conocer Burela, y disponer de 2-3 días para conocer Tapia, La ría de Ribadeo, y hacer algún viajecito por el interior.

Con cuidado navegantes.

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