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sábado, 25 de julio de 2020

Pudimos entrar en Burela.

Hola navegantes.

Hoy nos ha pasado lo mismo que cuando salimos de Foz. Sabíamos que el viento no saldría hasta el mediodía, pero la pleamar era a las 8.30 y teníamos que aprovecharla para salir de Barquero. O sea que salimos con la marea y luego nos tiramos toda la mañana a motor.


Pasamos entre la isla Coelleira y el Continente,  y allí vimos una migración de cangrejos. Es una miríada de cangrejos que van nadando a la isla para desovar. Aunque estemos acostumbrados a verlos andando por el fondo de los charcos, también saben nadar y consiguen recorrer grandes distancias. El mar estaba plano como un baño de mercurio y lleno de gaviotas posadas aprovechando el festín.

Por suerte al mediodía salió el viento del Oeste pronosticado y pudimos hacer la segunda mitad de la travesía a vela, una empopada con el espí en toda regla.

Finalmente llegamos a Burela, la localidad que estuvo confinada por la Covid hasta hace unos días. A su entrada está la famosa Piedra Burela:


En la foto el mar estaba tranquilo, pero mirad cómo luce cuando hay temporal:


De hecho el último partió el faro por la mitad, y la mitad restante la dejó escorada:


Es una cardinal Este y hay que seguirla a rajatabla, porque si no la pasas
por el Este te metes en un enjambre de escollos del que seguro que no sale el barco entero.

En Burela no hay Marina deportiva y nos hemos quedado en el muro del puerto pesquero.


Luego hemos recorrido el pueblo y su paseo marítimo, y como hace mucho calor estaban las playas abarrotadas. La más curiosa es la que se ha formado en el interior de un antiguo puerto, ya abandonado, la Playa do Portelo.


En la foto podéis ver los dos espigones que cerraban el puerto. El puerto actual está más al Sur.

Hasta mañana, navegantes.


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