No duró mucho.

Hola navegantes.

La buena racha de ayer no duró mucho. Se ha pasado toda la noche lloviendo y he descubierto una gotera en la ventana de la camareta, que tendré que resolver mañana. Pero no me importa porque así es la navegación por las tierras lluviosas del Norte. Otros tienen el inconveniente del calor.

Luego hemos tenido un día muy variado y siempre malo. Hasta media mañana lluvia, el cielo cubierto y ausencia de viento. Luego viento suave pero del oeste, que nos obligó a dar bordos para avanzar muy poco en nuestra buena dirección, y finalmente ausencia de viento para acabar la etapa a motor. El anunciado viento del NE de fuerza 5 no acudió a su cita. Con tanto en contra hemos hecho una etapa corta hasta Llanes: 22 millas en 7 horas.

Por lo menos casi todo el día ha hecho sol y buena temperatura.

Llanes es un pueblo precioso con una historia náutica curiosa. Hasta hace pocos años tenía una ría que se secaba en bajamar. En una obra espectacular se cerró con una escollera la entrada del mar, se trabajó dentro con maquinaria pesada y se dragó más de 6 metros. Luego se volvió a dejar entrar el mar y ha quedado un fiordo precioso que recuerda las calles de Venecia.

Están muy orgullosos de cómo mejoró el pueblo, y un comercio tiene una recreación de las obras hecha con clics:

En Llanes hemos conocido a una pareja de navegantes franceses que están de vuelta hacia Hendaya, haciendo la ruta contraria a nosotros. Para los que duden de la potencia de los fuerabordas, con uno de 6 CV (los mismos que tiene el Corto Maltés) consiguen mover un barco de más de 9 metros. El mismo motor lo usan para el anexo, y han hecho un montón de inventos para manejarlo desde la bañera:

Hemos merendado con ellos y nos han dado detalles muy prácticos para los puertos que vamos a recorrer, ya que su forma de navegar es muy parecida a la nuestra.

Hoy dormimos en Llanes, y mañana según el viento iremos a Lastres, Ribadesella o Gijón.

Con cuidado, navegantes.