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sábado, 2 de agosto de 2025

Todo en orden.

Hola navegantes. 

Como os dije, hoy hemos resuelto lo de la base del palo y ha quedado mejor que al salir del astillero. El metalista y soldador me sugirió hacerlo el lunes, pero al explicarle nuestro viaje y el trastorno que nos supondría parar aquí tres días accedió a hacerlo hoy mismo,  posponiendo su trabajo de la mañana. Me ha hecho una placa de aluminio a la medida de 4 mm de espesor, me ha rellenado con soldadura de aluminio uno de los agujeros que tenía electrólisis, y me ha hecho los taladros para los tornillos pasantes, que tenían que atravesar una chapa de inox de 3 ó 4 mm.




Lo que veis con un color amarillo es el Duralac, una pasta que se unta en el tornillo para evitar la corrosión galvánica entre el acero inoxidable del tornillo y el aluminio de la pieza, porque la base del palo está tan salpicada que es como si estuviera bajo el agua.

Con esto resuelto, por la tarde nos hemos venido al último puerto del Etang, Marseillan, para lo que hemos recorrido todo el Etang de Thau:


El Etang de Thau debe impresionar a los navegantes de peniche que llegan por los canales, y os recuerdo que las peniches las alquilan sin ningún tipo de permiso a gente que 
no ha navegado nunca. Les recomiendan no navegar por el “étang” con viento de más de fuerza 
3 ni de noche. Es verdad que con mistral el Étang de Thau se 
convierte en una coctelera peligrosa para las peniches, que con su escaso francobordo no están diseñadas para navegar con olas, y pueden inundarse o volcar. Hoy hemos venido a Marseillan con un viento del NW de fuerza 4-5, con olas de medio metro, y se comprende que a las peniches les preocupe atravesar el Etang así. Entre su poca estabilidad y la gran obra muerta se menean mucho y se las lleva el viento.

El Etang de Thau tiene un canal de navegación para las peniches, balizado con rojas y verdes, que les lleva directamente del canal del Ródano a Sète al canal de Midi. Para eso tienen que buscar el faro de Les Onglous, una torre blanca con el copete rojo de 10 metros de altura. Puede parecer raro que haya un faro en el interior de un “étang”, pero hay que tener en cuenta que es enorme (10 millas de largo) y que desde la entrada viniendo del canal del Ródano a Sète no se ve la orilla de enfrente donde se toma el
Canal de Midi. A los navegantes de peniches les emociona eso
de tener que localizar un faro, y creo haber leído en alguna revista de turismo fluvial que le llaman “el faro del fin del mundo”, como si allí finalizara algo. 

A medio camino de Marseillan pasamos una marca cardinal Sur señalando unos escollos rocosos, y en las mismas rocas hay un pequeño embarcadero, supongo que para dar servicio a la baliza. Me sorprendió ver que haya gente que desembarque allí: 


Entre las curiosidades de Marseillan, un barco escuela que ha hecho sus oficinas con una estructura encima del techo de la peniche:



Por último, y para que no me pase como a la venida con la vignette (porque sigue sin funcionarme on lime) os contaré que he hecho algunas llamadas telefónicas y he podido contactar con el responsable de esas gestiones en Voies Navigables de France. Hemos quedado que la pagaré en metálico en las oficinas de Narbona,  y si me paran antes que diga con quién he hablado. Como con Franco cuando alguien te decía "usted no sabe con quién está hablando". ¡Qué tiempos!.

Y me despido con el monumento a las ostras:


y con una imagen del Corto en Marseillan:


Con cuidado, navegantes.

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