Hola navegantes.
Esta es la dibucarta de la navegación por los canales de Bretaña (clic encima para leerla mejor).
Los canales y ríos de Bretaña son pequeños, a nivel humano, las esclusas son para uno o dos barcos, y el desnivel de agua de pocos metros. Todas son con esclusero y el procedimiento es de cuando los viajes en carreta: no usan la VHF, no hay semáforos para ver de lejos el estado de la esclusa, y se abren a manivela o empujando con la espalda una viga enorme fijada a la compuerta. A cambio la mayoría de los escluseros son amabilísimos, y entre otras cosas avisan al siguiente para que te tenga la esclusa abierta y ganes tiempo. Nos pareció alucinante la inversión que hace Bretaña para mantener los canales: nos dijeron que en verano sólo pasan 4 o 6 barcos al día, y para eso mantienen entre 50 y 100 escluseros de servicio, y la cortacésped les cuesta alrededor de un millón de euros cada verano, por hacer dos pasadas. ¡Y para nosotros es gratuito!.
A mitad del recorrido llegamos al punto culminante del sistema
hidráulico, donde un lago suministra agua a las dos vertientes, la
atlántica y la del Canal de la Mancha. Ese lago se llama Bassin de
Bazouges, pero se le conoce como “el pequeño Vietnam”, un lago bonito como en el
cine, rodeado de árboles altísimos que
parecen la selva y que te despiertan el espíritu
Julio Verne. Debería ser obligatorio contemplar
tanta belleza antes de comprar un velero de orza fija, que no te permite conocerlo
Luego siguió la escalera de 11 esclusas seguidas que conocen como el "vuelo de Hédé", porque son descendentes y desde arriba las ves como desde un avión. A esas alturas de la navegación interior ya llevábamos 52 esclusas, y todas las habíamos pasado solos menos una, y sin cruzarnos con ningún velero.
Cuando llegamos a la zona que en la Capitanía de Redon nos habían informado como de "navegación perturbada" el canal navegable se fue reduciendo por las algas, hasta que se cerró del todo y no quedó más remedio que navegar sobre ellas. A la misma potencia del motor íbamos perdiendo velocidad hasta que nos parábamos, debido a las que íbamos cogiendo con la orza y el timón. Las del timón las quitaba con el bichero, pero a las de la orza no se llega y sólo dando atrás podíamos liberarnos de algunas. Finalmente el motor se paraba al quedar bloqueada la hélice. Pero en esta ocasión nos sonrió la suerte. Apareció la “cortacésped” trabajando en dirección contraria, y obviamente de ahí en adelante encontramos el paso despejado. Fue un alivio como cuando en la carretera te adelanta la quitanieves.
Al primero que transcriba la dibucarta la regalaré el dibujo original de recuerdo.
Con cuidado, navegantes.
Hola navegantes, nada más entrar por los canales nos encontramos la sorpresa de tener 61 esclusas por delante para llegar a Saint Malo, y eso nos impediría ir a las islas Anglonor Mandas. A cambio disfrutamos de una naturaleza desbordante en Francia, por ejemplo en el “pequeño Vietnam” , navegando por una selva como las de Asía.
ResponderEliminarAnca.
Ya la he recibido, muchas gracias Álvaro
ResponderEliminarJosé Antonio