Hola navegantes.
Esta es la dibucarta de cuando ascendimos por el Río Támesis, las últimas etapas antes de llegar a Londres. Se empieza a leer en la agalla (clic encima para leerla mejor):
El río está dividido en dos partes: el Támesis "mareal" o sujeto a las mareas, desde el mar hasta Teddington (al Oeste de la ciudad Londres) y el "no mareal", desde Teddington hacia río arriba. La diferencia es que en Teddington hay una esclusa que convierte el río arriba en un pacífico cauce de agua interior, como los ríos y canales de Francia, mientras que el "mareal" es un río salvaje sujeto a la fuerza descontrolada de las crecidas del río y, sobre todo, a las mareas y las olas del Mar del Norte cuando el barómetro se pone pesimista. Para navegar por el Támesis no mareal hay que desarbolar, pero para el Támesis mareal hasta Londres no.
En el Támesis mareal hay mareas de hasta siete metros en vertical y olas que pueden alcanzar los dos metros, por lo que navegar por él, en condiciones duras, puede estar hasta prohibido. Una característica sorprendente es que allí todo está regulado y reglamentado, hasta hacer reportajes fotográficos o de video profesionales o usar detectores de metales por las orillas en bajamar.
Para la náutica deportiva hay amarraderos en boyas, pocos pantalanes y algunas marinas con esclusa, todos pequeños y teniendo que pedir plaza con mucha antelación. Nosotros intentaríamos gestionar la plaza en las marinas.
Aunque conseguimos llegar a Londres, porque si no no estaríais leyendo esto, no nos gustó nada el paisaje absolutamente feo y costroso del Támesis, una sucesión de muelles comerciales, mercantes, remolcadores, grúas y toda esa morralla, con el agua marrón, nada que ver con los maravillosos ríos de Francia, rodeados de vegetación. Desde luego el Támesis no es uno de los mejores logros de la Creación. Y tampoco ayudó a que nos gustara el tener que ir esquivando a los mercantes que se nos acercaban por delante y por detrás, saliendo de repente de aquella niebla que pesaba toneladas. El tema "mercantes" fue mucho más complicado en el Támesis que en el Canal de la Mancha, os lo aseguro.
La barrera de mareas la pasamos sin incidentes, y dos días después llegamos al muelle de Santa Katharine, bajo el Tower Bridge, donde pasamos una semana de descanso y de vacaciones antes de emprender la vuelta a Santander.
Al primero que transcriba la dibucarta le regalo el original.
Con cuidado, navegantes.
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Hola navegantes. La navegación para remontar el Támesis nos pareció horrible. Entre mercantes, orillas industrializadas astilleros y remolcadores, todo feo como un calambrazo. Nada que ver con los ríos de Francia rodeados de vegetación. Sólo nos salvo que al final nos esperaba el tower bridge, la culminación del viaje y una semana de vacaciones en Londres.
ResponderEliminarUn saludo Álvaro.
Luis Palma
Está perfecta. Es tuya, Luis.
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