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domingo, 26 de noviembre de 2023

Del barco al altar.

 ¡Je, je!. Estaréis pensando que voy a contaros la historia de dos que se conocieron  en el barco y acabaron pasando por la vicaría. Pues no, es algo mucho más al pie de la letra.

Cuando en 2018, dando la vuelta a Francia con el Corto Maltés, recalamos en la isla de Groix, visitamos la capilla de Saint-Léonard, que estaba llena de exvotos. 

 

Son ofrendas con las que se agradece un supuesto favor sanitario de la Virgen o un santo. Ya resulta cansino, los médicos y las enfermeras les curamos pero a quien se lo agradecen es a los de arriba. Ya dijo Einstein que es más fácil romper un átomo que una superstición. Los exvotos suelen ser modelos anatómicos de la parte enferma que supuestamente se curó gracias a ellos (un pecho, un pie, etc.) hechos en cera. Si la supuesta intervención divina fue para salvarles de un naufragio el exvoto es la maqueta del barco. A mí me encantan porque aunque no soy un capillitas, en algunas iglesias han colgado tantos que acaparan el protagonismo y estéticamente son preciosos, una iglesia llena de maquetas de barcos:


Las maquetas a veces llegan a tapar el crucifijo o las sacan en procesión:




Pues en la capilla de Saint-Léonard, de Groix, me llamó la atención que las patas del altar eran de madera. Dos troncos de 1,18 metros de circunferencia y como un metro de alto, bien barnizados y oliendo a barco:

 

Pues acabo de enterarme que son dos trozos del palo mayor de un barco que para los habitantes de la isla es mítico: el Potr'Piwisy. Era un atunero de 17 metros de eslora que entre 1935 y 1950 llevó a la isla las mayores capturas de atún desde los caladeros del Atlántico. 

Groix era el puerto atunero más grande de Francia, con 215 barcos dedicados a esa pesca, seguido por Etel con 200 y de lejos por otros puertos con menos de 150. La flota de Groix se distinguía por arbolar en el palo mayor una veleta con la silueta de un atún:

El Potr'Piwisy abandonó su trabajo pesquero en los años 50, cuando la disminución de las capturas obligó a la flota a ir a buscarlas cada vez más lejos y aparecieron los pesqueros a motor. Fue vendido en 1959 a unos jóvenes de Brest para dedicarlo a la navegación deportiva, pero se destrozó en 1962 durante un  temporal y se desguazó. 

Al conocerse el drama, los pescadores de Groix decidieron recuperar su palo mayor, y darle una segunda vida en el lugar donde ahora se luce. ¡Quién lo diría!.

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Bonita manera de hacerlo eternamente útil, y de acercar a la gente a su historia, como en este caso...

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