Hola navegantes.
Los preparativos de la vuelta a Italia siguen su curso plácidamente. Ir llevando las cosas al barco poco a poco y preparando la intendencia.
Una novedad inesperada ha sido la aprobación del Real Decreto 339/2021, de 18 de mayo, que actualiza el equipo de seguridad y de prevención de la contaminación de las embarcaciones de recreo. Casi todo lo que estipula yo ya lo tenía, porque suelo ir pasado en temas de seguridad, pero algunas cosas no. Y el problema es que entra en vigor el 1 de julio, cuando yo ya estaré en Italia, y tengo que hacer la actualización antes de salir, porque en Italia no sé dónde encontraría lo que necesito. En la práctica sólo tengo que adquirir las luces para los chalecos salvavidas, que pasan a ser obligatorias en navegación nocturna, y revisar el botiquín. Esas luces son unas chiquititas que se sujetan al chaleco por la noche y se encienden automáticamente al caerte al agua. Ya las he encargado. El botiquín lo revisaré esta semana.
Otro tema curioso ha sido el de la pirotecnia, que el decreto ha reducido. Hasta ahora tenía que llevar 6 bengalas de mano, 6 bengalas con paracaídas, y 1 bote de humo. A partir de ahora 3 de mano, 3 con paracaídas, y ningún bote de humo. Los tengo recién comprados y ahora me sobran, porque no me gusta llevar explosivos a bordo (al fin y al cabo son cartuchos llenos de pólvora). El bote de humo lo guardaré de todos modos. Siempre lo llevo en el bidón de supervivencia, por si alguien se cae al agua que tenga el bote a mano para señalar su posición.
Os recuerdo el siguiente episodio de la navegación a la isla de Elba en el Corto Maltés, la etapa San Remo-Savona:
Ese día nos despertamos con frío. Os acordáis que habíamos llegado a San Remo bajo una granizada (¡a finales de mayo!). En la cabina hacía 14 grados y ya había salido el sol, o sea que a media noche haría menos. Algunos días dormimos en el Corto Maltés con 9 ºC en la camareta.
Navegamos casi todo el día con la mayor y el espí, con un viento flojo y bajo un sol como el as de oros. Habíamos preguntado a la policía portuaria de San Remo la posibilidad de quedarnos en el muelle de los puertos sin entrar en las marinas. Nos confirmaron que en todos los puertos hay un muelle llamado Banquina di Transito donde te puedes quedar 3 días sin pagar, aunque hay que llevar los papeles a la capitanía para que te tengan controlado. En Savona decidimos probarlo porque en Italia las marinas son caras, y de no demasiada calidad.
A las 20 h. entramos en Savona después de hacernos 50 millas en 12 horas. Es un gran puerto comercial (el 5º de Italia) lleno de astilleros y mercantes, seguramente un sitio que figuraba entre los primeros que Dios había creado (en los siguientes tenía experiencia y los mejoró mucho). Confiados en nuestra estrella y en lo que nos dijo la policía de San Remo, nos metimos por nuestra cuenta a explorar el puerto y preguntamos a unos pescadores cuál era la Banquina di Transito. Y en ella nos quedamos, como hacemos en España. La de Savona está justo a los pies de la torre a León Pancaldo. Es un marinero de Savona que acompañó a Juan Sebastián Elcano en la primera vuelta al mundo, y nos parece extraordinario dedicar la torre, y la calle principal de su ciudad, a un personaje modesto pero que se jugó la vida en aquella aventura que demostró que el mundo no era plano.
Cenamos dejando limpia la mesa y no nos dio tiempo ni a recorrer la ciudad, porque se hizo de noche. La visitamos el día siguiente.Si este verano recalamos en Savona, ya conocemos el sitio.
Con cuidado, navegantes.
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