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lunes, 17 de mayo de 2021

El Baluchon afronta el Océano Índico.

Hola navegantes.

Ya os hablé de este marino francés seco como un asceta, Yann Quenet, que está dando la vuelta al mundo en un velero de 4 metros de eslora. Actualmente está en Nueva Caledonia preparándose para la etapa más larga: 7.000 millas sin parar hasta la isla de Reunión, ya que con el Covid no puede detenerse en Australia. 

Como no puede meter en el barco toda la comida y agua que necesita, obligatoriamente dependerá de la pesca y de la lluvia para subsistir. Ha embarcado víveres y agua para 60 días de autonomía, cuando piensa tardar entre 70 y 80 en el mejor de los casos. O sea, justo lo contrario de lo que se recomienda, que es cargar  víveres para una vez y media el tiempo previsto de travesía, por si algo se tuerce.

Las primeras etapas serán por el Estrecho de Torres, al Norte de Australia, sembrado de islas y arrecifes y barrido por poderosas  corrientes. Si allí se queda sin viento, o con brisas flojas, y debido a lo cargado que va el barco, seguro que no avanzaría, así que tiene previsto tirar parte del agua si eso ocurre, unos 20 o 30 litros. Luego dependería de la lluvia. Como dice Yann, es un círculo vicioso: cuanto más cargas el barco más despacio vas; cuanto más despacio vas, tardas más tiempo;  y cuanto más tiempo tardas, más comida y agua necesitas. 

Para recoger la lluvia ha ideado un toldo, sobre la popa, que la canaliza a un cubo. Respecto a la comida, ha embarcado sobre todo liofilizados y conservas. En la siguiente foto podéis ver cómo lleva el interior del barco, que sólo le deja un estrecho pasillo entre los bidones para tumbarse a dormir. Y dice Yann que como en Nueva Caledonia le invitaban siempre ha comer ha engordado, y va a estar más apretado de lo previsto.

Preguntado de nuevo por la talla de su barco, dice que todos los capitanes tienen el síndrome del “metro de más” (pensar siempre que un barco con un metro más sería el perfecto). Opina que lo hacen para sentirse más seguros en el mar, pero él cree que cuanto más pequeño, menos problemas. Por ejemplo en la siguiente foto podéis ver los manguitos que se ha hecho por si rompe el mástil en un  temporal.  ¡Parecen rollos de papel  de cocina!. Pues son suficientes para resolver esa avería, que en la mayoría de los barcos se considera el final.

Y otro ejemplo, la rotura de los sables de la vela mayor la ha resuelto sustituyéndolos por cable eléctrico gordo.  Como materiales “de lujo” ha embarcado  un emisor AIS, para que le vean los mercantes en sus pantallas, y dos pilotos automáticos de respeto. Dice Yann que se está aburguesando.

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Toda mi admiración por este auténtico NOSEVE, un ejemplo para todos los navegantes solitarios en barcos pequeños. Le deseo buenos vientos y mucha suerte.

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