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martes, 28 de agosto de 2018

... y otra de arena.

Hola navegantes.

En este viaje Murphy no nos ha abandonado del todo pero hace sus putadas en los sitios más adecuados. Hoy fuimos a por gasolina con las bicis antes de salir de Lyon, y al sobrecargarlas con los depósitos se nos rompieron 4 radios. Y solo tenía 3 de repuesto. Así que el cuarto tuvimos que arreglarlo en plan chapuza para que durase:


Y duró. Pero en el primer pueblo que paramos por el camino, Vienne, nada más bajar del barco caímos en una tienda de bicis y que además estaba abierta al mediodía. Compramos 6 radios, una cubierta para la rueda trasera, y otros abalorios que necesitaba. Un chollo.

Vienne es un pueblo curioso, con un templo romano que parece que estás en Italia, un teatro romano y una catedral medieval.


Allí comimos tortilla de patata, riquísima, porque una pareja de compatriotas, sevillanos ellos, han instalado una patisserie y bocatería en Vienne, y fue una maravillosa sorpresa después de 3 meses fuera de España.

Más adelante nos tocó esperar a pasar una esclusa con un barco de pasajeros que casi la ocupaba entera:



Parece un tapón. En estas esclusas gigantescas han inventado un sistema para facilitarte la vida, y es que los norays son flotantes y suben y bajan con el barco. Así no hay que ir largando las amarras, y sobre todo te evita tener que llevar dos de 50 metros, para esas esclusas en que el desnivel es de 25 metros.


Finalmente nos hemos quedado en el pueblecito de Chavanay. Aunque había carteles indicando "centre ville", debe ser tan pequeño que no lo encontramos y nos hemos quedado en un bar de carretera probando un vino de la zona.

Hasta mañana navegantes.

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