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domingo, 19 de agosto de 2018

Seguimos.

Hola navegantes.

Espero no tener que arrepentirme de decir esto, pero un mecánico de automóviles ha sido capaz de arreglarme en un día el problema de la inversora, incluso fabricando con el torno la piececita de uno o dos mm de diámetro que se había roto. Ha dejado en ridículo a los "especialistas" en una marca de fuerabordas que no se atreven a meterse con motores de otras marcas, y que te hacen esperar 3 ó 4 semanas para recibir los recambios sin importarles que estés a mil km de tu casa. Fijaos la operación de cirugía mayor que ha tenido que hacer para llegar a la piececita que se rompió:


Y si tengo que arrepentirme porque la reparación falle, eso no le quita mérito a que Raphael interrumpió su fin de semana en París para venir a trabajar el sábado y el domingo en mi motor, sin conocerme de nada.

Y ahora fijaos lo que salía con la hélice cada vez que teníamos que sacar el motor porque ya no podía con el barco:


Y eso una y otra vez cada día hasta la extenuación. Realmente este canal no es para venir de vacaciones.

Ahora tenemos que recuperar el tiempo perdido y no sé si será posible. Si no lo es terminaremos el viaje en Francia.

Y ahora, para reconciliarme con Joinville, que por el estrés de la avería del motor podría quedar como un borrón en la memoria de este viaje, os enseño alguna de sus preciosas imágenes. Las casas a la orilla del río:


El Poncelot, un puente de piedra del siglo XVI que se respeta también como anidadera de murciélagos:



O esta curiosa reliquia, que dicen que es el cinturón de San José, el marido de la Virgen María, ¡Que cosas!.


Hasta mañana navegantes.

2 comentarios:

  1. al final todo salió bien. Me alegro de que hayais podido continuar vuestroo viaje. Un beso enorme!

    Lucas y Eva

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  2. No cantemos victoria. La ciclotimia o psicosis maníaco-depresiva es esa enfermedad mental en que se pasa de la exultación y el optimismo patológico a las simas más profundas de la depresión, sin razón aparente. Algo así nos está pasando a nosotros en los canales, pero la razón si es aparente: el fueraborda. Un día va bien y el siguiente le falla algo. Ahora se nos calienta. Y con las millas que nos quedan para volver a casa y el tiempo que no deja de correr, nos está fastidiando la travesía por los canales. ¡Que añoranza de las etapas de mar, en que dependes sólo de las velas y de la meteorología!. Aquí ni consultamos el pronóstico. Sólo miramos una y otra vez el motor buscando posibles fallos, y eso es enervante. Encima nos espera por delante el río Ródano, con corrientes de 3 o 4 nudos, más de un km de ancho y esclusas de hasta 25 metros de desnivel (sí, veinticinco) donde quedarte sin motor es la condena. A ver qué pasa.

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