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viernes, 13 de mayo de 2022

También nos atacan los calderones.

 Hola navegantes.

En la entrada del 20 de abril (Clic aquí) os hablé del problema de los ataques de las orcas a los veleros. Os recomiendo volver a leerlo para entender lo de hoy.

El caso es que se ha detectado un  ataque, ahora de gravedad pues rompieron el casco del velero, esta vez por parte de los calderones, esos delfines cabezudos que nos caen tan bien. Se trata del velero de 35 pies "Zamour". A 450  millas de Cabo Verde una manada de doce calderones vino a acompañarlos, jugando como siempre. Pero de repente su actitud cambió y los tres o cuatro especímenes más grandes comenzaron a golpear con la cola y la cabeza al velero. Como a bordo iban biólogos marinos aplicaron todas las recomendaciones que os conté en aquella entrada (arrancar el motor, dar marcha atrás, ponerse a la capa, golpear un tubo metálico con el extremo sumergido, etc) y no sirvió para nada. Hicieron una grieta en el casco de 30 cm que casi les hace naufragar.


 El calderón es uno de los pocos animales que tiene más neuronas neocorticales que el ser humano, en las que radica la percepción, el pensamiento, la imaginación, el juicio y la decisión, y por tanto la inteligencia. Además los hijos permanecen con la madre toda la vida, lo que asegura la "transmisión cultural" (estrategias de caza, de defensa y su lenguaje) entre generaciones, lo que en este caso sería contraproducente para los veleros, pues pasaría de generación en generación la agresividad contra nosotros. Viene a cuento porque una de las hipótesis de estos ataques es que se están vengando de los veleros por la muerte de algunos de sus congéneres. Los modernos veleros con foils "navegan" a 50 nudos y sin meter ruido ya que van fuera del agua, y con un apéndice afilado como una cuchilla. Muchos de los accidentes en las regatas oceánicas son por chocar con un "OFNI" ("Objeto flotante no identificado") un  eufemismo que en muchas ocasiones oculta un mamífero marino durmiendo en la superficie, al que cortan por la mitad sin que pueda reaccionar, y al que por único epitafio se le cataloga con esa sigla. Yo soy contrario a esos veleros que más parecen aviones volando a ras del agua, pero por su riesgo para las personas que navegan en barcos más lentos. Ahora tengo que añadir a mis prevenciones esta posibilidad de estar en el origen de los ataques de las orcas y los calderones. Adjunto la carta de un navegante a Voiles et Voiliers en este sentido y la respuesta de la revista (clic encima para leerlo mejor):

Abundando en el tema de la forma de evitarlos, en el número de junio de Voiles et Voiliers un navegante ha consultado con Isabelle Autissier, una de las mejores navegantes francesas, y le ha recomendado utilizar la patente naranja.

Aunque está por demostrar su eficacia, abunda en la hipótesis del color de la patente como atractivo para los mamíferos marinos, y en el principal argumento que es el de la seguridad: si un barco vuelca, el color que mejor se ve desde el helicóptero es el rojo o el naranja. El azul, el verde, el negro y el blanco prácticamente no se destacan sobre el mar según la incidencia del sol y las olas.

Con cuidado, navegantes.

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