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martes, 16 de febrero de 2021

El balizamiento de la laguna de Venecia.

 Hola navegantes.

Yo sigo con los preparativos de la vuelta a Italia, aunque con el Covid empiezo a tener la sensación de tomar estos apuntes en la libreta de las cosas que no van a ningún lado. Como os dije, el balizamiento del entorno de Venecia data de los tiempos de Maricastaña y no se han molestado en adaptarlo al actual, quizás para mantener esa sensación de péndulo parado que rezuma toda la ciudad, aunque para los navegantes sea un quebradero de cabeza. O tal vez por su dificultad, porque la laguna tiene 600.000 hectáreas, y está plagada de canales entre una colección de islas habitadas o deshabitadas.

Los accesos a Venecia, como toda la parte del delta del Po,  pueden tener las balizas de babor marcadas con dos bandas paralelas blanca y roja en vez del color rojo estándar, y las de estribor marcadas con dos bandas paralelas negra y blanca, o pintadas enteras de negro, en vez del color verde estándar.

En la propia laguna de Venecia, todo el balizamiento está hecho con postes de madera como los del telégrafo, clavados en el fondo:

 

 

Hay que respetar los canales a rajatabla, porque aunque en ellos la profundidad es de 2 a 10 metros, fuera de ellos es de menos de un metro, con lo que la varada está garantizada. 

A estas balizas hechas con postes se les llama "Briccola" (en plural en italiano "Briccole") y las hay de tres tipos, cada una con su nombrecito:

"Dama":  son las balizas que marcan la entrada de un canal. Consisten en 4 postes, uno más alto rodeado de un trípode de 3 más bajos, y por lo menos éstos sí tienen los colores rojo y verde de babor y estribor:

 "Briccola": son las balizas estándar a o largo de los canales, y consisten en 3 postes unidos en forma de trípode en su parte superior por un aro metálico. Tienen una numeración correlativa para seguir un orden y no perder el canal, y el lado que marca la parte profunda es el del poste que tiene el numerito (o sea, tienes que navegar por el lado que te permita ir viendo los números). Si no tiene numerito, por el lado del poste que tiene una marca blanca. Si el canal tiene briccolas a ambos lados hay que ir por el centro. Al entrar en un canal nuevo que sólo tenga briccolas a un lado, en ese caso la anchura es desconocida. Si las briccolas las llevas a babor tienes que acercarte a ellas, y si las tienes a estribor alejarte. Saliendo del canal es al revés. O sea, se entra más bien por la izquierda y se sale más bien por la derecha.

 A veces las briccolas tienen un tope reflectante para verlas de noche. Entonces el reflectante rojo es el de la baliza de babor y el blanco el de la baliza de estribor.

Y a veces la misma briccola tiene el color verde para verlo desde un canal y el rojo desde otro. Si has dejado correctamente el verde a estribor cuando has entrado y te giras para ver la briccola cuando ya la has pasado, ¡entonces ves el rojo!. Para volverse loco. Hay que entrar en la laguna con todo muy clarito para no dejar una estela de uves dobles, y para no tener un accidente o una varada.

 "Meda": es como la anterior pero con un solo poste y con el mismo significado. En conjunto, ese plano de agua sembrado de postes me va a recordar mucho a la bahía de Arcachon, cuyos canales entre los parques de ostras también están señalados con estacas de madera numeradas. Hay que remontarse al mono para encontrar algo tan cutre, pero ha resistido al paso de los siglos, y tiene su tipismo.

Además, la laguna veneciana tiene límites de velocidad a la entrada de cada canal, expresados, curiosamente, en kilómetros por hora en vez de en  nudos. Algo muy poco marinero, pero es así en todos los canales que he conocido. Como curiosidad, es obligatorio navegar siempre con el motor arrancado, aunque se vaya a vela.

Finalmente, hay que sacarse una "placa LV" (por "Laguna veneciana"), equivalente a la Vignete del Canal de Midi, pero según  mis últimas informaciones sólo si el motor es superior a 10 CV, o sea que yo me libro.

Y como curiosidad, a pesar de estar tan dentro del Mediterráneo, en Venecia las mareas pueden alcanzar un metro, lo que hay que tener en cuenta al dimensionar las amarras. De forma excepcional -cuando coinciden grandes coeficientes con viento del Sur (Sirocco) y crecidas de los ríos- puede subir 1,94 metros, lo que se conoce como "aqua alta" y sumerge toda la ciudad. Estas mareas pueden generar corrientes de hasta 4 nudos, aunque comparado con lo que vivimos en Bretaña (hasta 11 nudos) será un juego de niños.

Lo que está claro es que para conocer la propia ciudad de Venecia hay que ir a pie o en Vaporetto. Aunque se puede circular por muchos de sus canales con tu propio barco, habría que desarbolar, y además no hay sitio donde amarrarlo. Y si lo hubiera, está prohibido dejar un barco amarrado sin nadie dentro, bajo multa de 135 euros. Es poco práctico quedarse uno bordo y el otro ir a hacer turismo.

Con cuidado, navegantes.

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