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jueves, 18 de febrero de 2021

Si Covid quiere.

 Hola navegantes.

Antiguamente los capillitas acompañaban la expresión de sus deseos con la frase "si Dios quiere", dejando claro que la última palabra la tenía el de arriba. En los tiempos que corren vamos a tener que sustituirla por "si Covid quiere", ya que ahora es el coronavirus el que la tiene, pero además en sentido literal, no figurado. Todos nuestros planes dependen de si la evolución de la campaña de vacunación permite adquirir inmunidad de rebaño, de la epidemiología en cada país y de que abran las fronteras. Con esas limitaciones, esta sería nuestra ruta definitiva de la vuelta a Italia este verano:


Hemos sustituido el plan inicial de ir al Mediterráneo por el Canal de  Midi por finalizar la vuelta tierra adentro, por el río Po hasta donde deje de ser navegable. El Canal de Midi ya le conocemos, el Po no, y los kilómetros de camión van a ser parecidos, así como la duración del viaje. Nos quedaremos a 50 millas de cerrar una vuelta completa a Italia navegando, porque más no se puede avanzar (por el Po nos meteríamos en los Alpes, y eso es demasiado hasta para el Corto Maltés).

Por lo tanto, llevaremos el Corto Maltés hasta Port La Nouvelle en un camión, y al final de Plasencia (Italia) hasta Santander. En total serán algo más de 3 meses de navegación y unas 2.200 millas en líneas rectas, aunque ya sabéis que a vela las distancias se incrementan mucho por los inevitables bordos para seguir el viento.

En el descenso por la costa Oeste de Italia iremos a conocer algunas de las islas del Mar Tirreno, y cerca de Sicilia las Islas Eolias y la costa Norte de Sicilia. En la costa Este sólo están las islas San Domino y San Nicola, que a lo mejor también nos acercamos a conocer. Y desde Venecia acabaremos con unas 300  millas por las aguas interiores, los canales del Po y finalmente por el mismo río Po hasta Plasencia.

La salida prevista sería a finales de mayo, como siempre, para aprovechar los días más largos y de buen tiempo. La parte mala, que llegaríamos a Venecia en pleno agosto, el peor mes para el turismo, y a lo mejor nos pasa como en París cuando dimos la vuelta a Francia, que entre el calor y las colas salimos escaldados. En cualquier caso, si finalmente salimos a intentarlo me voy a sentir como el que va a un tiroteo con una navaja, no podré evitarlo.

Con cuidado, navegantes.

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