Hola navegantes.
En las entradas de 13 y 16 de mayo de 2020 os hablé del francés Yann Quenet, del que os conté que había llegado de Europa a la Polinesia en un velerito de 4 metros de eslora construido por él mismo, el Baluchon. En Polinesia le tocó aguantar la cuarentena del Covid y tras un descanso continuó rumbo a Australia, ya con el objetivo declarado de terminar una vuelta al mundo.
El 3 de septiembre partió de Raiatea, en la Polinesia, y acaba de llegar a Nouméa, en Nueva Caledonia, tras 32 días y 2.500 millas de mar. Las condiciones meteorológicas han sido peores que en sus anteriores travesías, incluyendo la rotura de la vela, que tuvo que reparar por el camino y fue origen de una caricatura de Yves Deniaud imaginándosele pegando la desgarradura con cinta adhesiva para velas, con la ayuda del bichero:
En Nouméa no ha tenido que hacer cuarentena pues se ha considerado como tal los 32 días que ha pasado aislado en el mar, y al llegar le hicieron una PCR que fue negativa. Sus aventuras han salido hasta en la prensa local:
Su siguiente objetivo era Australia, donde pensaba haber comprado un coche de segunda mano y atravesar la isla-conrtinente por carretera, con el barco en la baca, y retomar el mar en la costa Oeste para seguir navegando por el Océano Indico. Si lo hiciera sería la primera vuelta al mundo a vela en que algunas etapas se hubieran cubierto de esta curiosa manera. Pero Australia ha cerrado sus puertas de forma indefinida a la inmigración por culpa de la Covid, y no es seguro que pueda cumplirlo. Su plan B es alcanzar directamente la Isla de Reunión, en el Océano Indico, pasando por el Norte de Australia sin detenerse. Serían 7.000 millas de un tirón, algo casi milagroso si lo consigue con ese barquito.
De momento tiene que quedarse en Nueva Caledonia hasta abril de 2021 para dejar pasar la temporada de los ciclones, donde disfrutará de un merecido descanso y pondrá a punto el barco con algunas mejoras que quiere hacerle.
Con cuidado, navegantes.
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