Ayer empezamos nuestra navegación a Francia con una etapa hasta Santoña de 31 millas. Hacia viento del nordeste que nos obligó a 8 horas de ceñida en una travesía que conocemos de sobra, y llamamos con el nombre del título por su forma:
Son dos largos bordos hacia alta mar, uno nos lleva hasta el cabo de Ajo y otro hasta el Monte Buciero.
Al salir de Santander ya había un nordeste de fuerza 4 con pronóstico de 5 al mediodía y decidimos estrenar el tormentín. Es una vela de proa para vientos duros, de 4 metros cuadrados y muy rígida que se calza sobre el Génova enrollado sin necesidad de un estay volante:
Más adelante, a partir del mediodía, el viento decayó y acabamos con la mayor y el Génova enteros. Por el camino nos adelantó la regata del Carmen, una pila de veleros en el recorrido Santander-Laredo.
Nos quedamos en el puerto pesquero de Santoña, cenamos en una pizzería y volvimos al barco a compartir historias. Un precioso día de vela de crucero.
Hasta mañana navegantes.
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