Hola navegantes.
El motor fueraborda tiene muchas ventajas, desde mi punto de vista, sobre el motor intraborda. Algunas son:
- Facilidad de reparación, cambio o préstamo. En caso de avería, es fácil quitarlo, llevarlo a un taller incluso a distancia en el maletero de un coche, y en el peor de los casos (me ha pasado) si la reparación va a ser larga que te presten un motor de cortesía. Y peor aún, si en un viaje la avería va a ser larga de reparar (que también me ha pasado) compras uno nuevo o usado, lo colocas, y el viejo lo reparas al volver a casa y lo vendes de segunda mano.
- Facilidad para destrabar plásticos o hilos de la hélice. Un problema cada vez más frecuente por la cantidad de basura plástica en el mar. El fueraborda lo basculas hacia arriba, sacas la hélice del agua y quitas lo que se haya trabado al instante. Si el fueraborda está en un pozo lo sacas, lo pones en la bañera, y en 10-15 minutos lo has limpiado y vuelto a colocar. La misma avería, en un intraborda, supone tirarse al mar con un cuchillo a destrabar la hélice, con el riesgo de que con las olas te caiga el barco en la cabeza, o de que te lleve la corriente. Y si no te atreves a hacerlo o el viento te tira contra las rocas, llamar urgentemente a Salvamento Marítimo para que te dé remolque, y cruzar los dedos para que lleguen antes de irte contra los acantilados.
- En puertos de varada, en que el barco queda apoyado en el barro del fondo, lo sacas durante la varada para que no se obstruya con barro el circuito de refrigeración.
- La camareta no huele a gasoil y la sentina está siempre limpia.
Pero claro, esas ventajas son para los fueraborda "pequeños", cuyo peso nos permite moverlos aunque no tengamos brazos de leñador. Cuando eso no se puede, la reparación hay que hacerla "in situ", y cualquier pieza o herramienta que se te escape de las manos se cae al agua y la pierdes. Hay mecánicos que se niegan a trabajar con un fueraborda "in situ" y te exigen sacar el barco del agua para la reparación, con lo que la supuesta ventaja se convierte en un inconveniente. Y no digamos intentar sacar a la bañera un fueraborda como éste:
Imaginaos a un mecánico inclinado sobre el monstruo y temiendo que cualquier movimiento en falso acaba con una de las carísimas piezas del motor en el fondo del mar, o al marinero en calcetines intentando levantarlo para destrabar un plástico de la hélice. Ya estoy oyendo esas risas a borbotones.
Con cuidado, navegantes.
Estimado Álvaro, una vez más se demuestra que "el tamaño IMPORTA", pero no siempre la relación es directamente proporcional...
ResponderEliminar