Hola navegantes.
Hace bien poco os conté el naufragio del velero con foils para la Copa América "Ineos Britania", que volcó por falta de viento, en vez de por lo contrario (clic aquí). Para partirse de risa si no fuera por los marinos que van dentro y que se la juegan. Pues ahora, en otro entrenamiento, no sólo ha volcado sino que las baterías de litio que lleva el barco, que se supone que son las más seguras del mercado, pura y llanamente se han incendiado. Si no fuera por la rápida intervención de los equipos de acompañamiento (que obviamente no existen en las regatas en alta mar) el barco habría ardido entero.
Como ya todo se graba, podéis ver el vídeo del naufragio aquí, e imaginaros a la tripulación encima del barco volcado y ardiendo si no hubieran tenido alguien que les ayudase:
Ya lo he dicho más veces, pero la navegación con foils me parece que es algo distinto que debería considerarse aparte, una especie de rama de la aviación (por la velocidad, y porque en realidad se desplazan fuera del agua, por el aire) a la que habría que reservar espacios de mar acotados, como se hace para los hidroaviones, y siempre cerca de la costa y con barcos de acompañamiento. Pero no dejarles volar por donde les dé la gana sometiendo a riesgos a los demás. Yo cada vez que me cruzo con uno me echo a temblar, preguntándome si orzar o arribar para apartarme de su camino será la última mala decisión que tome en mi vida. Y más sabiendo que algunos contratan como timoneles a auténticos pirados de la velocidad, como Jimmy Spithill, que es boxeador, y describen así su cruce con un velero de recreo:
"Es como si se dejase a cuatro Fórmula Uno entrenarse en la plaza del pueblo. A propósito del espectáculo, seguid al Luna Rossa y no os decepcionará. Mirad ese pequeño velero que de desliza sobre el plano de agua sólo con la vela mayor, el foque arriado, y los tripulantes con una cerveza en la mano, que aprovecha para contemplar el ballet histérico de los barcos de la Copa América. No hay alternativa para él, está en el rumbo del velero italiano Luna Rossa, y como Jimmy Spithill está al timón, se va a llevar el susto de su vida. Porque si pensáis que el timonel australiano va a modificar su rumbo unos pocos grados, eso es no conocerle. Su deporte favorito no es la vela, es el boxeo. No es broma, es apasionado de ese deporte de combate, que practica en las salas oscuras donde es de buen tono machacarse. Y no deja pasar ni una ocasión de poner a prueba la precisión de su puñetazo -perdón, de su golpe de timón- a cualquier velocidad a la que se aproxime a su víctima. ¡Olé! ".
Me parece la mejor descripción de un tío peligroso en el mar, y encima crecido bajo ese indumento de robocop con que les disfrazan por motivos de "seguridad" (para ellos).
Con cuidado, navegantes.
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