Hola navegantes.
Uno de los hitos de la navegación a Londres será atravesar la gran barrera de mareas del Río Támesis. Casi nadie conoce su existencia, pero lleva funcionando 39 años. Se basa en el mismo principio que las de Venecia, que conocimos en la vuelta a Italia: frenar el paso del agua de las pleamares vivas creando un desnivel entre el agua del mar y la del río.
Es la segunda barrera contra inundaciones más grande del mundo —después de una en Holanda— y está situada aguas abajo del centro de Londres. Su fin es evitar que Londres se inunde por pleamares excepcionalmente altas o por tormentas procedentes del mar. El informe de Sir Hermann Bondi sobre la inundación que originó un temporal en el mar del Norte en 1953, que afectó al estuario del Támesis y a Londres, y en el que murieron 300 personas, fue decisivo para su construcción. La barrera se cerró por primera vez en 1983, y se usa solo durante las pleamares vivas. A continuación se desciende durante la bajamar, para liberar el caudal del Támesis que se acumula aguas arriba mientras está cerrada. La estructura protege 125 kilómetros cuadrados del centro de la capital y a más de un millón de personas. En las dos fotos siguientes, las compuertas abiertas y cerradas:
El sistema, de más de 520 metros de longitud, está compuesto por diez compuertas móviles (cada una pesa 3.700 toneladas y mide 20 metros del altura) recubiertas por placas de acero inoxidable, y se sustenta sobre pilares anclados en el fondo del río. Esta es una diferencia con las de Venecia, que tienen toda su estructura sumergida y cuando no funcionan ni te enteras de que estás pasando sobre ellas.
En condiciones normales siempre hay algunas de las compuertas abiertas para permitir el paso de los barcos. Para navegar a través de ellas hay que haber estudiado un poco si no quieres pasar cerca del correccional y morir del susto. Hay una zona de exclusión aguas arriba y abajo de la barrera, con unas normas de navegación específicas y unas señales particulares. A estribor encontramos una zonas con carteles luminosos e instrucciones, y unas luces naranjas o rojas que indican que es peligroso o está prohibido el paso a toda la zona de exclusión, y te obligan a llamar por VHF a Woolwich Radio (que controla la barrera) por el canal 14 y pedir instrucciones. Además hay unos altavoces que si emiten la señal de morse "K" (larga-corta-larga) indican que la barrera está cerrada. El cierre es mediante una rotación de las compuertas de 90 grados, y forman un muro de acero que contiene el agua creando un desnivel de hasta 7 metros. En este caso está prohibido acercarse a 200 metros de la barrera, por las turbulencias de la marea al encontrar ese obstáculo infranqueable.
En las condiciones habituales en que se puede pasar, nos encontraremos
la anchura del río dividida en 10 pasos. El primero de la izquierda y
los 3 de la derecha (subiendo el río) están siempre cerrados por su poco
calado. El 2º por la izquierda y el 4º por la derecha calan 1,25
metros, y los demás 5,8 metros. Sólo hay que utilizar los pasos marcados con una flecha luminosa verde, y de los que están abiertos, el más a estribor que te permita tu calado. Incluso con las puertas abiertas, la marea sube con tanta fuerza que se generan fuertes remolinos. También por la fuerza de la marea, en todo el río tienen preferencia los barcos que van a favor de la marea, por sus dificultades para maniobrar, y hay que apartarse de ellos.
La barrera es manejada por ochenta empleados, y se ha cerrado un total de 107 veces en su historia (unas 3 veces al año). Pero el cambio climático, que está provocando un aumento del nivel del mar y tormentas más frecuentes, empieza a ponerla a prueba. Se esperan en el futuro sucesos climáticos más severos que obligarán a cerrarla unas 30 veces al año antes de 2030. Ante esa amenaza, estudian la construcción de una segunda barrera situada un poco más al Este, que costaría unos 26.600 millones de euros.
En resumen, una obra faraónica y con dificultades añadidas a la navegación por ese río poderoso, que será interesante conocer.
Con cuidado, navegantes.
NOTA (27-2-23): en 2023 la berrera de mareas va a ser sometida a unos test que obligarán a cerrarla aunque no se esperen mareas vivas ni temporales. De momento están programados los siguientes cierres:
Los van a hacer en torno a la bajamar para interferir lo menos posible el tráfico fluvial, que se hace preferentemente en marea alta. Por ahora ninguno es estos cierres coincide con nuestras fechas previstas de navegación por el Támesis, pero avisan que se producirán otros cierres para labores de mantenimiento, que se anunciarán con 28 días de antelación. Tengo que acordarme de consultar los avisos a los navegantes un mes antes de llegar a Londres. Otra tarea.
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