Hola navegantes.
Hace dos años falleció un chico en la famosa escuela de vela francesa Glénans por un accidente con la hélice de un fueraborda, cuando hacía un curso de kitesurf. Nunca se insistirá bastante en los peligros de las hélices, y en que nunca se arranque un motor mientras haya alguien en el agua. Desde entonces a todos los fuerabordas de las Glénans les protegen la hélice con un cilindro:
Nosotros cuando llevamos niños a bordo insistimos en que no pueden tirarse al agua hasta que dé permiso el capitán, lo que requiere haber parado el motor, comprobado que el ancla no garrea, haber valorado la intensidad de la corriente y, en caso necesario (que suele ser casi siempre) haber echado por la popa un cabo largo con una defensa en el extremo, donde poder agarrarse si les lleva la corriente.
Respecto al motor, no es suficiente haberlo desembragado, porque en los motores marinos se embraga con una palanca que está muy accesible en la bañera, a la altura de las piernas, y cualquier patada o movimiento involuntario puede hacer que se embrague y la hélice vuelva a girar. Si en ese momento alguien está cerca de la popa, por ejemplo volviendo al barco por la escalera, puede alcanzar la hélice con los pies y sufrir una amputación aún llevando aletas o cangrejeras.
Como veis es mucho más peligroso que el motor de un coche, y tenemos que ser conscientes del peligro.
Hoy estamos pasando calor en Cataluña, y mañana volvemos al tiempo chubascoso de Santander.
Con cuidado, navegantes.
Ciertamente, a mi me da mucho respeto el motor fueraborda arrancado.
ResponderEliminarUn abrazo.