Hola navegantes.
Estoy pasando unos días en Córcega y me había propuesto no daros la brasa con mis vacaciones. Pero estoy viendo algunas curiosidades relacionadas con la náutica que no me resisto a compartir.
El viaje lo hemos hecho en ferry desde Barcelona a Cerdeña, y luego del puertecito sardo de Santa Teresa de Gallura a Bonifacio en otro transbordador. En Santa Teresa vimos que los pescadores usan balones de fútbol como flotadores para las redes. También lo habíamos visto en nuestra navegación a Elba en el Corto Maltés y supongo que es más barato comprar los balones en un chino que los flotadores homologados.
Aquí el invento del propietario de una motora con motor central para llevar de repuesto un fueraborda en la plataforma de baño. El soporte bascula y se gira, y puede meter el fueraborda en un solo movimiento, y con él impulsar el barco si le falla el principal:
El ferry de Santa Teresa de Gallura a Bonifacio sólo tarda una hora, y se llega a Córcega con la mejor imagen de Bonifacio, una ciudad implantada en lo alto de un acantilado:
Y aquí la representación de la misma ciudad que hizo un artista antiguo, para ridiculizar las aspiraciones de la República de Pissa sobre la isla de Córcega:
¡Se imaginó la mismísima torre de Pissa en Bonifacio!.
En distintos puertos y fondeaderos hemos visto con tristeza las consecuencias del temporal de agosto. Algunos barcos reventados contra las rocas:
Y otros aparentemente con más suerte, encallados en la arena. Y digo "aparentemente" porque éste me recordó una noticia de un periódico mexicano: "En la balacera el hombre recibió cinco balazos, pero por suerte sólo uno resultó mortal ". Porque, en efecto, varó en la arena:
una situación óptima porque no se rompe el casco. De la varada no falleció, pero estaba absolutamente saqueado, y le habían robado los paneles solares, un winchi, parte de la maniobra, y la tapa de entrada estaba abierta, por lo que supongo que lo han vaciado. A lo mejor el coste es mayor que reparar un agujero en el casco.
En otro puerto vimos este barco:
Es uno de esos abandonados que huele a tiempo, que llevará años sin ser visitado por nadie, pero fijaos en el detalle de cómo está adujado el cabo de amarre en forma de espiral. El dueño perdió su tiempo en dejarlo bonito, seguro que amaba a su barco y estaba orgulloso de su cubierta. Obviamente no pensaba abandonarlo. ¿Por qué no volvió?. Uno de esos misterios, que yo siempre me imagino que tienen relación con un drama, el más triste la muerte del capitán y que sus herederos o no quieren hacerse cargo del barco, o ni siquiera saben que está allí. En todos los puertos hay alguno de estos pecios.
En una tienda de acastillaje de Ajaccio, la capital, tenían un modelo a escala de todas las anclas sobre un fondo de arena, para explicar a los clientes cómo trabaja cada una, en qué se basa su poder de agarre, y cómo garrea. Una idea original y muy práctica, aunque por los zapatos de alrededor me parece que lo tenía solo de adorno.
Siempre hay curiosidades y anecdotas que nos alegran un dia.
ResponderEliminarUn abrazo.