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jueves, 18 de junio de 2020

Una vuelta perfecta.

Hola navegantes.

Ayer el cielo que el día anterior había sido de color urraca se abrió completamente azul y despejado, con un viento del oeste pero sin amenaza de lluvia, y pudimos hacer dos navegaciones maravillosas.

Por la mañana remontamos el río Besaya con la marea hasta Requejada. Una navegación interior de unas 10  millas hasta el antiguo puerto mercante cerca de Torrelavega, que dejó de utilizarse hace pocos años por la colmatación de la entrada del río (la misma que provoca las rompientes que os enseñé ayer) que hacía cada vez más difícil su tránsito para los mercantes, y hasta para los pesqueros.


Se navega entre zonas inundadas, marismas a la orilla del río, muchas aves acuáticas y paisajes campestres en vez de marítimos, y con la ventaja de que la marea oculta los fondos contaminados por las industrias de río arriba (en bajamar no es tan bonito). La navegación  la hicimos, como siempre en los ríos, con el génova o a motor según cómo nos entrara en viento en cada meandro, y llegamos hasta la isla  fluvial en mitad del río, donde deja de ser navegable.

Nos quedamos junto a las tres famosas grúas de Requejada a esperar la inversión de la marea, en un pequeño pantalán donde antiguamente amarraba el barco de los prácticos que ayudaban a remontar el río a los mercantes. En navegaciones anteriores nos quedábamos abarloados a la draga, que se amarraba justo bajo las grúas, pero ya no está.


La salida del pantalán fue dificultosa, porque el viento del oeste nos empujaba contra él y no había espacio para apartarse. Después de varios intentos lo logramos, descendimos el río y salimos al mar sin ninguna dificultad en la pleamar.


Siguió una navegación marítima maravillosa que nada tuvo que ver con la del día anterior, bajo los chubascos y con el barómetro pesimista. Al salir de Suances había un viento de fuerza 4-5, muy manejable pero con olas de 1,5 a 2 metros que eran las que hacían la navegación más movidita. Como íbamos a hacer rumbo directo a Santander y sólo con el génova sacábamos 4,5 nudos, y por lo tanto no teníamos prisa, la primera mitad de la travesía la hicimos así. A media tarde el viento decayó, y también la ola, y terminamos la ruta con la mayor y el génova, siempre bajo un cielo despejado y felices de estar a tantas millas del semáforo rojo más cercano. Llegamos a Santander a las 19 h después de 4 horitas de mar deliciosas.


 Como la semana que viene ya podremos cambiar de Comunidad, haremos una incursión por Euskadi.

Hemos vuelto a activar la pestaña "Dónde estamos", que se encuentra arriba de la columna derecha de este blog, para acceder a nuestras posiciones mientras navegamos.

Con cuidado, navegantes.


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