Está dedicado a una de nuestras grumetillas que falleció a los 6 años, dirigiéndome a sus padres. Se lee mejor con el teléfono en horizontal.
La vida sin ella
(Álvaro González de Aledo).
¿Cómo
seguir viviendo al lado de una niña que pronto va a morirse?.
¿Cómo
convivir con el dolor por una hijita pequeña que va a irse?.
¿Cómo
respirar, peinarse, comer, hacer la digestión, cómo lavarse
si
toda la vida se licúa en llanto sólo con pensar en separarse?.
¿Cómo
coger el sueño si su destino es una moneda echada al aire?.
¿Cómo
pensar en nada que no sea ella sin hacerle un patético desaire?.
¿Cómo imaginarse nada que se
parezca remotamente a un futuro
sin que se te aparezcan
acueductos, vías de tren o dosis de cianuro?.
¿Cómo atender los mimos, las caricias que te piden los ojos de
su hermana
si no consigues verlos con la oscuridad que se
te amontona en la ventana?.
¿Cómo decir algo que parezca
sólo un poco cariñoso a tu pareja
si viene la de la nariz con
curvas a retorcerte otra vez la oreja?.
¿Cómo grabar en la memoria la
vida de una niña que fue sólo un apenas:
seis añitos, un Ratoncito
Pérez… y enseguida en las fauces de las hienas?.
¿Cómo asumir que no te
alegrarás con su cola y su anillo de pedida,
que nunca la verás
disfrutando, enamorada, de la miel de la vida?.
¿Y cómo que nunca la verás sonriéndole
a un rubio grumetillo
contándole cómo casi dejó, de
pequeña, vuestro escenario de bolsillo?.
Muchas, muchísimas preguntas esperando que un listo
las responda.
Yo sólo lloraré en silencio
mirando sus fotos con la cabeza monda.
Y especialmente la del barco
de la Guardia Civil con el paraguas rosa,
el día que creímos que le
había dejado en paz, por fin, La Lastimosa.
Y ahora el dibupoema (dar clic encima):
Álvaro, creo que no hay ninguna respuesta válida a todos esos cómos. Sobre todo porque afectan a niños, y son esos niños los que nos dejan, o al menos a mí me dejan, una profunda herida en el alma, de la que manan lagrimas como para llenar nuestra querida mar...
ResponderEliminarPaco.
Eso mismo siento yo, claro. Gracias, Paco.
ResponderEliminarHola Alvaro,
ResponderEliminarEs conmovedor. Un abrazo y adelante con la maravillosa labor que haces.
Pablo (Madrid)