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sábado, 6 de junio de 2015

En la ría de Bilbao.

 Hola navegantes. 

Como habréis visto en el mapa ya estamos en la ría de Bilbao. Salimos de Santoña el jueves 4. En el desayuno tuvimos un percance inesperado porque no funcionaba la cocinilla de camping gas. Cambiamos la bombona por la que tenemos de repuesto y el problema persistía. Al final era que se había obstruido el tubito que conecta la bombona con la cebolleta. Es un problema habitual en los barcos. En el ambiente marino la cebolleta empieza a oxidarse por dentro y suelta un polvillo que obstruye el tubito. Antes había unos alambres finos con un soporte para desobstruir los tubitos pero ya no se venden. Nosotros hemos adoptado un enhebrador de agujas, al que le hemos cortado el ojal por la mitad, y con las dos mitades de alambre podemos desobstruirlo. 



Con el desayuno resuelto salimos temprano hacia Bilba0. El pronóstico indicaba vientos flojos del Sureste, es decir justo de morro porque el rumbo entre Santoña y Bilbao es sureste. Tampoco en esta ocasión se cumplió, tuvimos brisas variables de predominio del Oeste. Todo ello con un sol abrasador. Hicimos casi todo el trayecto con el espí y algunos tramos apoyados por el motor. Cambiamos la ropa de invierno del día anterior por lo el bañador y la sombrilla.


 Cerca de la hora de comer atravesamos el espigón del superpuerto de Bilbao. Es una obra inconclusa, puesto que sólo se finalizó el espigón del Oeste. Es fácil de reconocer por los generadores eólicos. El que debería ser el espigón del Este no se finalizó, sólo se inició el vertido de bloques de hormigón al fondo y se construyó un bloque de piedra en el extremo, que hora ha quedado como una roca aislada en mitad del mar. Viniendo de alta mar se tiene la tentación de considerar este bloque aislado como una prolongación del espigón del Oeste, y pasarle por la izquierda. Pues hay que hacer justo lo contrario, pasarle por la derecha,  entre el bloque aislado y el espigón del Oeste. Para los barcos deportivos no es muy importante por nuestro pequeño calado, pero los mercantes no pueden pasar entre el bloque aislado y la costa debido al vertido de bloques que se hizo en el fondo del mar.


 
Pasado el espigón todavía quedan dos horas y media de navegación hasta el interior de la ría. Pasamos a vela por debajo del Puente Colgante de Portugalete. Tiene una barquilla que hace el trayecto de una orilla a la otra, y que tiene absoluta preferencia sobre la navegación por el río. Hay que dejarla pasar. 



Una vez pasado el puente nos adelantó el barco de los Prácticos y se acercó a nosotros dando muestras de mucha efusividad y haciéndonos fotos. Esto nos hizo suponer que son pocos los veleros que se aventuran a remontar la ría. En ese momento bajamos las velas para seguir la navegación por la ría a motor de una forma más segura. El segundo puente que atravesamos es el de la autopista, con una altura libre impresionante que no supone ningún problema para los veleros. El paisaje de la ría es industrial, con grúas, tinglados portuarios, embarcaderos y desembarcaderos de mercantes, edificios en ruinas, etcétera.


En el último recodo del río se hace visible el Museo Marítimo río de Bilbao por una grúa de color rojo impresionante que está en sus instalaciones. Es el sitio más río arriba que puede alcanzarse con el velero, pues enseguida está el puente Euskalduna con menos de 6 metros de altura libre que no nos permite pasar. En la siguiente curva está el famoso Museo Guggenheim, que puede verse en la foto aérea.
 

Este muelle de cortesía del Museo Marítimo es poco conocido y poco frecuentado, a pesar de la comodidad de encontrarse en pleno centro de Bilbao. Nada más llegar nos encontramos una sorpresa inesperada que con el calor que hacía agradecimos mucho: una ducha en mitad de la calle al lado de la ría. Sin preguntar nos apresuramos a enjabonarnos y ducharnos en plena calle. Luego nos dimos cuenta de que es la ducha del Club de Piragüismo que utiliza este mismo pantalán, y todos los chicos que vuelven de la piragua hacen lo mismo. Cuando por la noche quisimos repetir la ducha había desaparecido. Resulta que es una ducha portátil propiedad del Club de Piragüismo y sólo la mantienen mientras están en sus instalaciones. Por la noche la quitan.


En el pantalán sólo había cuatro barcos: tres dragas de las de servicio de limpieza de la ría y un catamarán de los que hacen paseos turísticos por la ría. Al principio nos abarloamos a una de las dragas, pero luego nos dijeron que estaríamos más cómodos en el mismo pantalán y nos cambiamos. Hay torres de agua y electricidad, pero la electricidad no funciona. Pero como veníamos a presentar el libro "Carpe Diem..." en el  Museo Marítimo, nos hicieron el favor de poner una línea eléctrica particular desde las instalaciones del museo hasta el barco. Ha sido una comodidad extraordinaria durante la estancia en Bilbao, porque con la ola de calor que padecemos nos ha funcionado perfectamente la neverita eléctrica y ha sido un chollo. Además me dejaron ducharme en las instalaciones del museo antes de la presentación para no ir oliendo a barco. 

El viernes 5 dedicamos la mañana al recorrer las calles de Bilbao en bici por los numerosos carriles bici que tiene. Y por la tarde fue la presentación del libro en el Museo Marítimo con gran afluencia de público y sobre todo con la esperanza de que la Asociación de Navegantes Itsasamezten consiga repetir nuestra experiencia de Santander aquí en El Abra de Bilbao. Como el presentador dijo que el Corto Maltés estaba en el pantalán, al acabar la presentación algunos quisieron venir a conocer el barco por dentro.
 
En el exterior del museo hay una exposición de barcos en dique seco entre los cuales se encuentra el velero en el que José Luis Ugarte dio la vuelta al mundo en solitario a los 65 años. Impresiona imaginarse a este navegante vasco con esa edad manejando el sólo los tangones del barco que tienen la altura de una casa de dos o tres pisos. Es un honor compartir el muelle con esta joya histórica d ela navegación.

El viernes hubo también un cambio de tripulación pues Luis se volvió a Santander y se incorporaba Ana. Se la recibió a bordo con un desayuno especial




Hoy lo dedicaremos a recorrer Bilbao y mañana bajaremos de nuevo la Ría para pasar la noche en Getxo y el lunes seguir hacia el Este.

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