Hola navegantes. Hoy tuvimos otro día de descanso y hemos ido a conocer la isla de Ré en bicicleta. La primera sorpresa fue que en el autobús no nos dejaran meter las bicis plegables si no iban dentro de su bolsa. Lógicamente las bolsas las habíamos dejado en Santander. Por mucho que insistimos no hubo forma de convencerles y no nos quedó más remedio que improvisarlas con las bolsas de las velas. Al parecer coló y nos dejaron meterlas en la bodega del autobús que por cierto iba vacía.
El puerto de Ré es precioso. Está en pleno centro de la capital de la isla y tiene una parte que se queda con más agua detrás de una esclusa para los barcos grandes, y otra que dejan la influencia de la marea para los barcos pequeños. Es un puerto casi circular en pleno centro.
Hemos recorrido casi toda la isla, más de 20 kilómetros con las bicis plegables y bajo un sol abrasador. Terminamos la excursión en el faro de las ballenas, en el extremo norte de la isla. Tiene dos torres, una de las cuales se utilizaba para avistar ballenas y la otra como faro. Desde este último se ve que a una o dos millas en el mar y al norte de la costa hay otra torre aislada como la isla de Oleron, señalando unos bajos. Ahora ya lo conocemos para la salida de mañana.
Hoy en la sección de perlas del pantalán en lugar de barco voy a enseñaros una bici y un coche. Observad que la bici debe de llevar abandonada varios años y no le han robado ni una rueda. Y el coche es una obra de arte hecha con cañas de bambú.
Mañana saldremos posiblemente con destino a Les Sables.
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