Hola navegantes.
Esta mañana salimos de Ondarroa a primera hora con dirección a Pasajes después de una noche heladora. Por cierto en estas noches frías nos acordamos mucho de los grumetillos, cuando veáis la primera foto sabréis por qué.
Antes de contaros la navegación de hoy quiero comentaros los problemas que genera en Ondarroa la entrada de la ola por la ría. En efecto en algunos temporales, y sobre todo cuando se rompió el espigón en el 2014, algunas de las olas del temporal se encajonaban hacia arriba de la ría y llegaban hasta una marina pequeña que hay como dos o tres kilómetros río arriba. Las olas más grandes llegaron a sacar las ruedas del carril del pantalán de su eje. Por eso le han soldado una prolongación de unos 30 centímetros hacia arriba que actualmente llega más alta que el suelo del muelle. Hemos visto barcos con las
cornamusas de amarre rotas, y el dueño del barco al que no habíamos abarloado nos dijo que cuando se anuncia temporal todos intentan llevar los barcos lo más arriba posible dentro de la ría.
Como no estábamos seguros de dónde dormirímos hoy, antes de salir fuimos a rellenar los depósitos de agua con el bidón portátil. El grifo estaba en un parque infantil enfrente del muelle. Otras veces no está tan fácil y una cosa tan sencilla como aprovisionarse de agua es una tarea bastante incómoda. No tener grandes reservas de agua es uno de los inconvenientes de los veleros pequeños. En realidad el pantalán en el que estábamos tenía una torre con toma de agua, pero por alguna razón que se nos escapa todos los grifos estaban cerrados con candado. Nunca habíamos visto esto
Por desgracia el pronóstico que os comentábamos ayer en esta ocasión no se equivocó, y ha sido una navegación nefasta. El viento venía en efecto justo de morros, y casi todo el camino estuvo lloviendo. O sea que hemos hecho toda la travesía a motor. Uno de esos días en que como dice el refrán "a veces la vela es sólo un poco más divertida que el trabajo". Por si fuera poco, al sacar un bidón de gasolina para rellenar el depósito principal se trabó con alguna pieza puntiaguda de la bici y se pinchó, empezando salir un chorrito de gasolina al tambucho. Por suerte el otro estaba lleno sólo hasta la mitad y pudimos trasvasarlo. Mañana habrá que comprar otro para la larguísima travesía de Las Landas por si nos quedamos sin viento.
Al mediodía pasamos por enfrente de San Sebastián, y decidimos entrar a pasar la noche en Pasajes. Es un puerto con una entrada preciosa, como los fiordos de los países nórdicos, una estrecha franja de mar entre montañas altísimas. Es tan estrecho que tiene un semáforo náutico, que es como los de la circulación pero situado en lo alto de una montaña con indicaciones para los barcos, especialmente los mercantes, diciéndoles si pueden entrar o salir. Ambas orillas tienen caseríos preciosos, casitas de uno o dos pisos con la fachada blanca y el tejado de tejas, algunas de las cuales con en el balcón cerca del mar y le han puesto una escalera para poderse bañar desde él. Por desgracia para los navegantes de paso, este paisaje idílico no está acompañado por los servicios que prestan en la marina ni por su precio. La marina que se encuentra entrando a babor nos ha cobrado 15 euros por una noche para un barco de 6 metros y medio, cuando no tienen ningún tipo de servicio, ni siquiera aseos, y no digamos wifi, tiendas, los servicios de un club náutico, etcétera. En pocas palabras solo por amarrar. Tened en cuenta que hace pocos días en Getxo pagamos 17 euros en una marina con todo lo que he comentado, además de centros comerciales, multicines, restaurantes y cafeterías, etcétera. En pocas palabras recomendamos a los navegantes que pasen por esta zona que si quieren ver la entrada de la ría lo hagan en un tránsito de ida y vuelta, y vayan a dormir a otra de las marinas cercanas.
Por la tarde dejó de llover y en algunos momentos incluso salió el sol. Lo aprovechamos para recorrer con las bicicletas las calles del pueblo y una senda que circula paralela a la ría con vistas al mar y a la orilla de enfrente. Mañana nos queda una etapa cortita hasta Hondarribia. Además han anunciado vientos del sur, aunque quizás un poco más fuertes de lo que nos gustaría (hasta fuerza 6) que nos permitirán una navegación rápida y a rumbo directo hasta el cabo Higuer, a la vuelta del cual se encuentra Hondarribia y detrás de la ría Francia.
Hasta mañana navegantes.
Me olvidé la primera foto. La pongo en la entrada siguiente.
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