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jueves, 18 de abril de 2024

Los detalles de un antiguo mapa.

Hola navegantes. 

 En la sala de espera de una oficina financiera encontré este antiguo mapa de Cantabria:

Es nada menos que de 1788, y quizás a los de fuera de Cantabria no os diga nada, pero a mí me dejó turulato. Fijaos qué detalles: en la bahía de Santander no existía El Puntal (entre la primera y la segunda foto, dos siglos):


La bahía de Santander tiene un preocupante problema de colmatación con arena, y cada vez es más difícil navegar en ella con un velero. Se debe a que en el siglo XX perdió dos tercios de su superficie por sucesivos rellenos para obtener suelo industrial o urbanizable. En la siguiente foto, la línea amarilla es la antigua línea de costa de la bahía, y todo lo que hay dentro de ella es terreno ganado al mar, o sea, desecado:

 

 Y esta pérdida de superficie es muchísimo mayor en volumen, habiendo perdido un 48% de su capacidad de agua. Eso significa que en cada marea hay una renovación de agua de la mitad que hasta el siglo XIX, lo que disminuye la capacidad de vaciado de los sedimentos que deposita el río Cubas, de las arenas que discurren por El Puntal, etc. El aspecto externo más fácil de constatar es el crecimiento de la lengua de arena del Puntal, unos trece metros cada año. Una situación muy preocupante porque no sería el primer puerto de la cornisa cantábrica que debe abandonar su actividad por colmatación de arena, y que hace temer por el futuro económico de nuestro puerto.

Ahora fijaos en el Monte Buciero, junto a Santoña:


En 1788 (foto de arriba) empezaba a dejar de ser una isla al irse formando un tómbolo de arena que le comunicaba en bajamar con Argoños. Actualmente ese tómbolo de arena (foto de abajo) es tierra firme con varias urbanizaciones, una carretera, y sólo queda de arena la playa de Berria, que es la de la derecha de la de Trengandín. El largo puntal de arena de Laredo ya existía en 1788.

Igual que el sol antes era considerado beneficioso y ha pasado a ser nuestro gran enemigo por los riesgos para la piel, la arena fina, esa que luce tan bien en las postales, igual termina siendo lo mismo. Mirad este otro ejemplo, la formación de la enorme playa de La Fenómeno en el interior de la bahía en tan solo 2 años:


 La arena no sólo ha llenado la ensenada que antes era rocosa y profunda (allí se hacían las prácticas de submarinismo) sino que ha empezado a invadir el jardín de detrás, que tienen que barrer periódicamente para devolverla a la playa. Igual que las electricidad, que sólo se ve cuando salta una chispa, el problema de la arena existe permanentemente debajo de nuestra preciosa bahía aunque no lo veamos, haciéndola perder profundidad año tras año. Y sólo nos hacemos conscientes de ello cuando aparece una  nueva playa o cuando, como en este caso, podemos comparar su aspecto con el de hace dos siglos.

Con cuidado, navegantes.

2 comentarios:

  1. Te he mandado un correo sobre esta carta.
    José Antonio

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  2. Ay, el "progreso"!, lo más triste es como tantos desarrollos portuarios e industriales siguen siendo tan cortoplacistas...
    Rodolfo.

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