Maretazos,
poema 30 (Jesús Cancio).
Carpintero
de ribera,
hazme un
barquito de oro
para llevar
mi redera
como si
fuese un tesoro
más allá de
la escollera.
Haz un barco
de oro fino
con aparejo
de plata,
tan ágil y
peregrino
que no haya
bajel latino
que le
venza en la regata
ni le
aborde en su camino.
Ponle sin
tardar la quilla,
que se
muere mi chiquilla
por cruzar
el mar de altura
a bordo de
una barquilla
de gentil
arboladura;
que está
triste y ojerosa
de tanto
mirar en vano
a la
extensión luminosa
cuando a la
tarde se posa
el sol
sobre el Oceano;
que
en la noche más serena
el
cielo y sus luminarias
recuerdan
a mi sirena
un
tapiz de pasionarias
encendidas
por la pena.
Haz
un barquito arrogante,
buen
calafate norteño,
que
quiere llevar su dueño
a
una niña mar avante,
a
la perla más brillante
que
brotó de un mar de ensueño.
¡Hazme
un barquito al instante,
carpintero
ribereño!.
Aquí el dibupoema (clic encima):
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