Que bien íbamos...

Con el spy, Génova y piloto automático.

Hoy nos hemos levantado un poco más tarde porque el pantalán estaba muy pacífico y teníamos cansancio acumulado de ayer. La mañana empezó con una navegación “de señoritas”, con viento del NE de fuerza 2-3. Poco a poco fue arreciando y al final de la tarde era de fuerza 5 con rachas de 6, y marejada. Como todo venía de popa, el timón automático trabajaba mucho para corregir las guiñadas y nos hemos tenido que turnar al timón cada hora (ayer también pero por otro motivo: como estaba nublado el panel solar no le cargaba suficiente).



 Incluso hemos improvisado una distribución de velas no muy ortodoxa pero muy eficaz: unas orejas de burro con el génova y el asimétrico, sin tangones, con la que hemos hecho puntas de 8,8 nudos (os lo prometo que es verdad).

 

Pero tanto bueno no podía durar y a media tarde se oyó como un disparo y el spy había desaparecido de repente. Se había roto en el puño de driza y cayó al agua, estaba debajo del barco. Después de recogerlo seguimos hasta Candás sólo con el Génova, a 5-6 nudos.
Candás lo elegimos porque nos gustan más los puertos pequeños, así que pasamos por delante de Gijón sin detenernos.



Al llegar nos abarloamos como siempre a un pesquero, pero su patrón Pepe y el marinero Oscar, nos dijeron que usáramos su pantalán. Tiene luz y agua, pero desgraciadamente está al lado de la rampa que chirría, y nos temíamos una noche muy ruidosa. Más tarde recibimos la visita del guardamuelles, que nos dijo que teníamos que movernos al de visitantes, que también es gratuito,  y seguramente menos ruidoso, y en esas estamos, aunque también estamos valorando ir a la gasolinera, que está más dentro en el puerto y recibe menos olas.
Mañana vamos a Ribadeo, donde un cofrade de la Taberna del Puerto, que es directivo del Club Náutico, nos ha ofrecido su ayuda para reparar el spy en poco tiempo y no perder un día.