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martes, 31 de julio de 2018

Una despedida del mar preciosa.

Hola navegantes.

Hoy salimos de Le Treport con la segunda apertura de la esclusa. El esclusero nos había asegurado que podríamos salir en la primera, pero el antepuerto estaba prácticamente en seco, y entre los espigones había olas pequeñas pero rompientes. No nos apeteció arriesgar y salimos a las 12. Aún así fue una salida de infarto, con olas rompientes alrededor y cruzándonos con un pesquero que volvía.

Le Treport tiene tal carencia de espacio que algunos pesqueros amarran perpendiculares al muelle entre otros que han amarrado paralelos. Es como los coches Smart que se meten perpendiculares a la acera. No lo había visto nunca.


Después vino una preciosa navegación con un viento por el través de fuerza 5, en un ambiente frío pero soleado, hasta Saint Valéry sur Somme. Es un puerto al fondo de una enorme bahía, reserva natural, que se seca en más de 14 km, y que cuando sube la marea lo hace a 2 metros por segundo. Vamos, que te coge seguro. Es muy parecido al monte Saint Michel. Las balizas que marcan la canal tienen una escalera y una cestilla para tener donde salvar la vida si la marea creciente te coge desprevenido:


Entre la numerosa fauna que alberga se cuentan unos cientos de focas, y nosotros hemos visto a tres de ellas a pocos metros. Son confiadas y se acercan a pocos metros del barco, como los delfines. Por desgracia, es igual de difícil que con los delfines sacarles fotos.

La entrada a S. Valery es difícil en la marea vaciante por el riesgo de varar. Nosotros calculamos bien y llegamos justo en pleamar, permitiéndonos tirar en línea recta sin seguir el balizamiento, que es muy sinuoso y acaban de cambiarlo, porque no coincidía con nuestra cartografía. En marea vaciante habríamos varado casi seguro.


El pueblo es precioso, con una fachada marítima enorme, un paseo marítimo por el que circula un tren de vapor que data de 1887, y casitas pintorescas que se reflejan en el agua.



Fijaos si aquí están preocupados con las pleamares que las tablas de mareas no incluyen las bajamares. En su lugar incluyen las hora de salida y de puesta del sol y de la luna. Desde mi punto de vista una tabla incompleta y atípica que no aporta ninguna ventaja a las estándar, y no la había visto nunca. Si no lo hubiera visto no lo creería:


Finalmente ha resultado que el río Somme si es navegable, y hemos decidido entrar al Continente por él hasta enlazar con otro río, el Oise, afluente del Sena, que es el que nos llevará a París. La esclusa que separa el mar del río es impresionante, sólo abre una vez al día, con la pleamar, y por desgracia no está coordinada con el horario de la grúa para tumbar el palo. ¿Qué significa?. Que tenemos que quedarnos en S. Valery dos días, mañana para tumbar el palo y pasado para cruzar la esclusa.

A la puerta de la esclusa le han dado otra función original. Como el puerto de S. Valery está en un estuario y tiende a colmatarse de arena, abren las puertas de la esclusa cuando más baja está la marea. Se forma una corriente de agua espectacular, como los rápidos de un río caudaloso, que barre el puerto y lógicamente a los barcos que estamos amarrados. Ya nos lo advirtió el marinero, pero no nos imaginábamos que impresionara tanto.


En este puerto me despido del mar para entrar a los canales. Otro tipo de navegación, ni mejor ni peor, diferente, hasta que desemboquemos dentro de unas semanas en el Mediterráneo para cerrar nuestra vuelta a Francia. ¿Qué sorpresas nos deparará esta navegación interior?.

Telón......

lunes, 30 de julio de 2018

Se acaban las etapas de mar.

Hola navegantes.

Ya he comentado que en esta navegación hasta lo malo ocurre en el mejor momento. Me recuerda a aquél médico que le dice a uno que había recibido un disparo en la cabeza: "tiene usted la bala alojada en el mejor sitio que tiene el cerebro para recibir un balazo". Hoy al desamarrar en Fecamp vimos que estaban a punto de romperse los últimos hilos del cabo de la proa. Si se hubieran roto ayer mientras estábamos en Saint Valéry en Caux, al volver habríamos encontrado el barco medio suelto.


También quiero enseñaros uno de los barcos que amarra en las plazas para discapacitados. Es un velero adaptado para 8 personas en silla de ruedas, con asientos con arnés desde donde pueden hacer todas las maniobras. Ojalá en España se divulgue más esta vela adaptada.


Hoy hemos salido de Fecamp a las 6.30 para una etapa larga, que nos podíamos permitir por el pronóstico de viento del SW y porque íbamos a aprovechar la corriente de marea de hasta 2 nudos. Y en efecto hemos disfrutado de una galopada impresionante (46 millas en unas 8 horas), primero con el espí, y a media mañana, que el viento arreció, con la mayor en el primer rizo y el Génova. Lo único malo que el tiempo ha sido invernal, con varios chubascos, uno de ellos de granizo, y zonas de niebla de esas de cortar con cuchillo. Por cierto, una de las veces que la niebla se despejó nos topamos con una central nuclear.

Hemos venido a Le Treport. Es un bonito puerto pesquero cuyo acceso se seca en bajamar, con dos dársenas protegidas por esclusa. Llegamos justo en pleamar y pudimos pasar sin esperar. Me imagino lo que pensarían los del patio de butacas, porque ya había salido el sol, uno de esos abrasadores como el as de oros, y nosotros seguíamos con la ropa de aguas de lo que nos había caído encima por el camino.


La oficinas de la marina son el propio cuarto de máquinas de la esclusa, y Mike, el esclusero, nos recibió allí arriba y nos explicó algunos de los instrumentos de su trabajo.


Por cierto, en este puerto siguen utilizando las señales semafóricas para indicar avisos meteorológicos, que ya os conté en una entrada cuando estaba preparando esta navegación. Es una de las cosas que controla Mike desde su torre.

Treport tiene un funicular que atraviesa la montaña para acceder a lo alto del acantilado, y desde allí disfrutar de la maravillosa vista de su costa:



Por cierto, ¿Sabéis qué tuvimos que hacer con la bici  nada más sacarla del funicular?. Exacto, arreglar otro pinchazo. El paseo de allí arriba, desde donde se ve todo el pueblo, se llama "Paseo de los alcaldes", para agradecerles los servicios que han prestado a su comunidad.

Mañana seguiremos hacia el Norte, y entraremos en Saint Valéry sur Somme. Si el río Somme sigue siendo navegable a lo mejor nos metemos ya por allí a los canales, para atajar un poco y recuperar el tiempo perdido por los últimos días de mal tiempo.

Hasta mañana navegantes.

domingo, 29 de julio de 2018

Un fiasco.

Hola navegantes.

A veces hay que contar cosas ilusionantes, y otras decepcionantes. El día de hoy ha sido un auténtico fiasco. Estábamos decididos a salir a navegar o no según nuestra percepción del estado del mar al levantarnos. Ayer anunciaban para hoy fuerza 5-7 del suroeste y olas de 2,1 metros. Como aquí la costa es un acantilado continuo de más de 100 metros de alto, pensábamos que a sotavento de ella no se notaría tanto, y que al ser el viento portante (por la popa) la velocidad del barco se restaría del viento reduciéndolo. En efecto, un viento por la popa de 28 nudos (fuerza 7) que te hace avanzar a 7 nudos, significa que el viento que reciben las velas es de 21 nudos (28 - 7), o sea, fuerza 5. Y un fuerza 5 es perfectamente manejable con mi barco.

Pues al levantarnos el mar estaba plano como una sábana recién puesta y el viento no pasaría de fuerza 2 ó 3. Pero el pronóstico de Meteofrance expuesto en capitanía, y el de las páginas web que solemos consultar, daba para hoy fuerza 6 con rachas de 8, y olas de 2,1 metros. Y el de Capitanía subrayado con fosforito naranja. Con  gran decepción asumimos que un fuerza 8 es demasiado para el Corto Maltés y nos quedamos en tierra.

El caso es que no se presentó, y ha hecho un día perfecto para navegar, aunque eso sí, lloviendo todo el día. Pero al irlo comprobando ya se pasó la hora buena para llevar la corriente de marea a favor, y no nos ha quedado más remedio que quedarnos en Fecamp.

Como plan B nos hemos ido en autobús a conocer Saint Valéry en Caux, el siguiente puerto hacia el Este, al que ya no entraremos navegando. Está al fondo de un río y tiene esclusa. La de la oficina de turismo me dijo que qué pena que viniéramos en domingo, que algunos sitios estaban cerrados. Yo pensé que casi mejor. Tienen una casa que llaman "Casa Henry IV" porque a lo mejor es posible que tal vez el rey Enrique IV pasase allí una noche:



Luego un monumento a dos aviadores, Costes y Bellonte, que el 1 de septiembre de 1930 cruzaron el Atlántico en su avioneta "Point d'interrogation" desde París a Nueva York. ¿Su relación con Saint Valéry  en Caux?. Pues que pasaron por encima del pueblo a las 10 h y 48 minutos. Eso es todo:


El monumento es precioso, eso sí. Luego está la playa, el casino, el monolito a las víctimas de la guerra mundial, el cementerio militar y dos iglesias. Y por cierto, aquí también se encomiendan sin intermediarios a Jesucristo al salir a navegar, con este calvario:


Volvimos a Fecamp con las orejas gachas y deseando que mañana podamos recuperar los dos días retenidos aquí por el pronóstico.

Hasta mañana navegantes.

sábado, 28 de julio de 2018

Retenidos por la meteo y el motor.

Hola navegantes.

Como os conté ayer, entre Le Havre y Fecamp nos dimos cuenta de que el motor no cargaba la batería. No es una avería grave porque también la cargamos con el panel solar y la electricidad del pantalán en las marinas. Pero todo el mes de agosto vamos a navegar por los canales para bajar al Mediterráneo, y en los canales vamos poco a las marinas. A eso se suma el calor que vamos a pasar y la necesidad de encender la neverita eléctrica, y nos amenazaba la perspectiva de pasarnos un mes buscando bolsitas de hielo. Entre eso y que se anunciaban dos días de meteorología adversa, nos decidimos a buscar la avería e intentar repararla en Fecamp.

Aprovechando los conocimientos de David y armado con un multímetro, hizo un chequeo del alternador y del regulador y parecía que ambos fallaban. Las primeras gestiones para conseguirlos fueron deprimentes, porque el motor es italiano y los recambios tardan una o dos semanas en llegar a España o a  Francia, y en agosto posiblemente más. Y además no estamos parados en un puerto determinado sino que tenemos que hacer que nos los lleven a donde suponemos que vamos a estar dentro de esos días. Al final una gestión imposible.

Al empezar a desarmar el motor para ver si tenía algo fácil de arreglar David vió que se había soltado, por desgaste, uno de los cables del alternador. Su soldadura se había desconectado de la bobina de hilo y antes de desarmarlo no se veía por la carcasa que protege la correa de transmisión. Buscamos un taller, el de Yamaha, donde pudieran soldar ese contacto y finalmente hoy nos han entregado el motor arreglado. 


Parece que en este viaje hasta las desgracias ocurren en el mejor momento, porque estamos padeciendo un viento del oeste de fuerza 5-6 con olas de 1,5 metros, y mañana de hasta fuerza 7 con olas de 2,1 metros) que en cualquier caso nos habría retenido en puerto.

Hemos dedicado el día a conocer Fecamp y nos ha encantado. Tiene un cabo a más de 100 metros de altura con unas vistas impresionantes del pueblo y de la costa.


Luego la Abadía del licor Benedictine (ahora Martini) donde había una exposición de un escultor impresionante, que hace esculturas con malla metálica a las que incluso imprime movimiento.


En el capítulo de las negruras, hoy se nos ha vuelto a pinchar la bici, si, la misma rueda que pusimos nueva anteayer.


A la hora roja nos fuimos a ver la puesta de sol frente a la playa, y al ver que el viento real no coincidía con lo pronosticado y que los pronósticos para mañana son discrepantes, hemos decidido que la salida o no mañana la decidiremos al ver el aspecto del mar de madrugada.

Hasta mañana navegantes.

viernes, 27 de julio de 2018

Lo que se hace por vender una revista.

Hola navegantes.

Hoy  salimos de Le Havre a las 5 para aprovechar la corriente de marea, y con muy poco viento nos hemos hecho las 25 millas hasta Fecamp en unas 6 horas. Pero al haber salido tan temprano estábamos en el destino a eso de las 11, con todo el día por delante. Hemos pasado por el meridiano cero, y a partir de ahora navegaremos por la mitad "Este" del planeta.

Por el camino pasamos por una costa de acantilados enormes, de unos 100 metros, cortados a hacha sobre el mar y de color blanco. En el cabo anterior a Fecamp paramos en el "Arco de Etretat", un monumento natural impresionante, uno de esos lugares que se describen sólo con superlativos:


Está en todas las postales y libros de Normandía y verlo desde el mar es aún más impresionante. A pesar del poco calado y de estar pegado al acantilado, la diversión local es pasar con los barcos por debajo y los de Voiles et Voiliers pasaron también con su velero. Con las velas izadas fue portada de su revista. Pero claro, ellos iban con un barco de apoyo que les iba informando del calado, que les hubiera remolcado en caso de apuro, y con un fotógrafo profesional para captar el momento. Os aseguro que hay que ser imprudente para pasar por allí a vela, y creo que con esas presunciones hacen un flaco favor a la vela y pueden fomentar las imprudencias. Nosotros lo disfrutamos desde fuera.


Fecamp tiene una entrada espectacular, entre acantilados de más de 100 metros, con una fachada marítima muy coqueta, y unos espigones prolongados con estacadas de madera sobre las que se puede pasear cuando hace buen tiempo.



Nos ha llamado la atención la existencia en la marina de plazas reservadas para personas con minusvalía, como en las ciudades les reservan aparcamientos:


Lo único que notamos es que la plaza es para un solo barco, que queda amarrado con un finger en cada costado. Una buena iniciativa.

A partir de mañana tenemos dos días de meteorología adversa después de un mes de puro verano. En el terreno personal he recibido una noticia familiar extraordinaria, y para no meterla en el chapapote, el  culebrón del motor os lo contaré mañana.





El tercer mayor puerto de Europa.

Hola navegantes.

Ayer salimos de Courseulles en la primera apertura de la esclusa y fuimos a Le Havre. Desde 10 millas antes empezamos a ver la flota de mercantes fondeados frente a Le Havre para entrar, pues es el tercer puerto más importante de Europa. Llegamos sin novedad a media tarde.

Le Havre nos ha parecido una ciudad anodina. Tiene una iglesia, la de Saint-Joseph, que es una oda al hormigón. Se construyó después de la Segunda Guerra Mundial y su campanario, de 107 metros de alto, desde el mar parece un faro:


Me encantó la escultura de la punta del espigón, un elefante saltando a pídola sobre un niño, porque me recordó a nuestros grumetillos y toda la fuerza que puede esconderse dentro de un cuerpo tan pequeño. 


No sé si se habrá acabado la racha de buena suerte de este viaje y volveremos a las horcas caudinas, porque  ayer se nos pinchó la bici en plena visita a Le Havre, tuvimos que arreglarla en un parque y casi nos cierran el supermercado. 


Y esta mañana, que estamos navegando hacia Fecamp, nos hemos dado cuenta de que el fueraborda no carga la batería. Ya os contaré cómo acaba esto, pero para los canales del descenso de Francia al Mediterráneo la carga del motor es básica, porque iremos siempre a motor, pararemos poco en marinas, y con el calor que hará en el interior de Francia en agosto no dispondríamos de la neverita.




miércoles, 25 de julio de 2018

El segundo desembarco de Normandía, un fracaso.

Claro, el ejército inglés tenía más medios que nosotros. En junio de 1944 montaron un puerto artificial en Arromanches (Port Winston) trayendo a remolque desde Inglaterra, e incluso algunos descendiéndolos por el Támesis, unos bloques de hormigón del tamaño de un edificio de seis pisos cada uno. Al llegar a la costa francesa los hundieron hasta que tocaron fondo llenándolos de agua y arena, y con eso construyeron el mayor puerto artificial de la historia, de unas 300 hectáreas, por el que desembarcaron 700.000 toneladas de material bélico. Era el desembarco de Normandía.



Con los años las tormentas han destruido el puerto pero ha quedado como un vestigio de la Segunda Guerra Mundial y en algunas cartas náuticas siguen catalogándolo como Port Winston.

Nos apetecía conocerlo y desembarcar allí. Pero ayer se complicó todo. Para empezar hizo menos viento que el previsto y la etapa se alargó mucho, con lo que nuestra escala prevista, en Courseulles Sur Mer, nos iba a obligar a pasar por Port Winston sin detenernos. Entonces decidimos arriesgarnos a hacer escala en él, a sabiendas de que esos bloques disgregados ya no ofrecen protección ninguna. Llegamos casi de noche y tuvimos que pasar por ese laberinto de bloques, con el agravante de que la única entrada balizada, la Norte, no está actualizada. Aquí podéis ver que aparentemente pasamos por encima de uno de los bloques sumergidos, aunque estábamos siguiendo el balizamiento:


En segundo lugar, dio la mala suerte de que por la noche, en vez de calmarse el viento como es lo habitual, arreció. Fondeamos en 5 metros de fondo cerca de un naufragio, sin conocer el tipo de fondo, sometidos a ese viento de fuerza 4 y a una corriente lateral de 3 nudos. Casi nada. Para no pegar ojo. Yo no he dormido más de una hora, preocupado por el agarre del ancla, despertado por las alarmas de garreo, y sobresaltado por los ruidos de la jarcia y de las olas. Aquí veis al pequeñín fondeado nada menos que en Port Winston. Parece una tontería pero estamos muy orgullosos de haberlo hecho.


Y para seguir con las adversidades, por la mañana teníamos previsto desembarcar en la playa, como los aliados. Pero al echar el inflable al agua para hacer las primeras fotos fue manifiesto que la corriente podía con nosotros. Menos mal que soy prudente por naturaleza y había atado el inflable al barco con un cabo largo, y me pudo recuperar David, que si no termino arrastrado por la corriente a mar abierto, y él sin poder levantar el fondeo. Porque lo último es que la maldita ancla no quería despegarse del fondo, y nos costó sacarla tirando entre los dos.

A pesar de ello mereció la pena, y estas fotos crepusculares de lo que queda de Port Winston son un homenaje y recuerdo a aquellos valientes que libraron a Europa del fascismo:




Después de la noche toledana hemos venido a Courseulles Sur Mer, una etapa corta para poder dormir y reponer fuerzas. Está en el interior de un río que se seca en bajamar y es un puerto con esclusa. Fijaos si aquí será dura la navegación que se encomiendan al mismo Jesucristo al salir del puerto, con esta imagen tan extraña de un crucifijo gigantesco en el espigón:


Todo el pueblo es un inmenso recordatorio a los soldados canadienses (¡14.000 voluntarios!) que participaron en el desembarco en esta playa. Muy emocionante.

Mañana intentaremos llegar a Le Havre, en la desembocadura del Sena, por donde también se puede llegar a París. Aunque nostros seguiremos hacia el Norte para dar la vuelta entera a Francia, según lo previsto. ¡Salud y República!

lunes, 23 de julio de 2018

Otra isla con calzada sumergible.

Hola navegantes.

Ayer se incorporó David y hoy hemos salido de Cherburgo para seguir nuestra vuelta a Francia hacia el Este. Salimos a las 12.30, un poco tarde para nuestras costumbres, para aprovechar la corriente de marea hacia el este, que continúa siendo la marea creciente. Y efectivamente nos agarró enseguida y hemos hecho una navegación maravillosa, con un viento del oeste de fuerza 4-5, el mar plano como un billar, y la corriente favorable a más de 2 nudos. Hemos venido a Saint Vaast Le Houge con la mayor y el espí, 30 millas en unas 6 horas.

Por el camino nos encontramos, de vuelta encontrada, con el galeón Andalucía, de bandera española, del que os hablé cuando recalamos en la Rochelle. Iban a motor, volviendo de su periplo francés, y su puerto de destino era nada menos que Douarnenez. ¡Más de 250 millas!. ¡Lo que hace tener una tripulación numerosa que puede turnarse en las guardias nocturnas y un potente motor para cuando viene la corriente de morro!. Les llamé por la radio y les hizo raro vernos tan lejos de casa con este barquito. Me desearon suerte y hemos quedado para vernos cuando recalen en septiembre en Santander.


Saint Vaast es un pequeño pueblecito que tiene un puerto con umbral. Su principal atractivo es la isla Tatihou. Con ese nombre que parece polinesio está bautizada una isla que fue lazareto, a pocos cientos de metros de la costa, y que está unida a ésta por una calzada sumergible. Como llegamos en pleamar no vimos la calzada, pero esperamos verla mañana. Igual que la de Jersey, hay un autobús anfibio para llevar a la gente a conocerla, pero éste es más perfeccionado que el de Jersey porque tiene hasta bulbo:


Esta es la isla en pleamar:


El "mareo e tierra" es el que te da al pisar tierra firme después de llevar mucho tiempo embarcado. Los síntomas son los mismos que los del "mal de mar" pero en tierra firme. El que hizo la red de alcantarillado de Saint Vaast debió tener este problema cuando lo diseñó:



Mañana saldremos de este puerto hacia las 11, un poco antes de que cierren la puerta del umbral, y seguiremos hacia el Este. Hasta mañana navegantes.

viernes, 20 de julio de 2018

Ladrar al espejo.

Hola navegantes.

Suele pasar en la náutica: tanto hablar de peligros acabas creyéndotelos y preocupándote por ellos, como un perro que se asusta a sí mismo ladrándole a un espejo. Tanta precaución con el Raz Blanchard y ha sido como una navegación de paseando a Miss Daisy. Salimos de Guernessey a las 8.30 hartos de esperar, porque los vecinos de pantalán, que estaban abarloados a nosotros por dentro, decidieron salir a las 5.30 h. y tuvimos que levantarnos para la maniobra. Luego con los nervios ya no cogíamos el sueño.

Desde el momento de salir sopló un viento del oeste de fuerza 4, en vez del Norte que estábamos esperando, con poca ola y en un día soleado, que nos permitió hacer toda la travesía a vela y en la misma marea. O sea que llegamos hasta Cherburgo subidos en la cinta transportadora de la corriente de marea del Raz Blanchard, 46 millas en 6 horas y media. Hemos hecho picos de más de 10 nudos:


De esos 10 nudos,  2 o 3 podéis atribuirlos a la corriente, el resto era la velocidad real del barco sobre el agua. Una de las mejores navegadas de este viaje. En la foto, la isla de Alderney, entre ella y el Continente de forma el Raz Blanchard:



Llegamos a Cherburgo a primera hora de la tarde. Está detrás de un enorme espigón en mitad del mar, no comunicado con la tierra, con un fuerte en cada extremo.


Cuando me entere de su historia os la contaré. Y al entrar en el puerto, ¡Oh sorpresa!:


Más presencia militar. Menos mal que me han asegurado que en esta costa no hacen ejercicios de tiro.

Al llegar a la marina había una especie de recepción para los recién llegados ¿y con qué diréis que se les ocurre agasajarnos?.


¡Con caracoles!.

En Cherburgo me quedaré dos días para el cambio de tripulación. El domingo se despide Daniel y se incorpora mi amigo David Calvo, que me ayudará en la navegación hasta algún puerto cercano a Bélgica, donde volverá a incorporarse Ana a primeros de agosto.

Hasta mañana navegantes.


jueves, 19 de julio de 2018

Un día tranquilo en Guernesey.

Hola navegantes.

Hoy hemos pasado el día en Guernesey para conocer la isla. Por la mañana nos hemos cambiado a un puesto de atraque más exterior para que mañana podamos salir cuando queramos, que va a ser a las 9 para pulir bien lo de la marea. Nos hemos quedado justo frente al Castillo Cornet, que da su imagen característica al puerto de San Peter:


Por cierto, el faro de la entrada de San Peter también es de los que tiene pintada sólo su mitad exterior, la que da al mar, para que se vea bien por los navegantes, y sin pintar la mitad que da a la ciudad, para disminuir su impacto paisajístico:


Por la tarde hemos dado la vuelta a la isla en autobús para conocer toda su costa.

Respecto al paso del Raz Blanchard, mañana es una marea muerta y sólo va a haber una corriente de unos 3 o 4 nudos, que será máxima y a favor hacia las 13 h. Allí tenemos que estar después de hacernos 23 millas desde aquí. Nos han dicho que tenemos que conseguir no bajar de 5 nudos en toda la travesía, para llegar y que no se nos invierta la corriente, o sea que iremos a vela y a motor lo más deprisa que pueda nuestra montura. Lo malo es que el viento anunciado es de componente Norte, lo que no nos ayudará mucho y puede generar el molesto efecto de "viento contra corriente": olas cortas y picudas que frenan al barco.

Si no conseguimos pasar, pondremos rumbo a Dielette, en la costa francesa, y desde allí lo intentaremos pasado mañana que el viento será más favorable (del oeste).

El Raz Blanchard será el Everest de este viaje. Cuando lo pasemos creo que tendré la misma sensación que en la vuelta a España cuando pasamos Gibraltar: que lo peor quedaba por la popa y que la vuelta a España (ahora a Francia) estaba conseguida.

Hasta mañana navegantes.

miércoles, 18 de julio de 2018

La emoción de una página en blanco.

Hola navegantes.

Una de las cosas más emocionantes en la navegación es cuando escribo la fecha arriba de una página en blanco del cuaderno de bitácora. Intento imaginar lo que nos pasará ese día, los sitios y las personas que conoceremos, dónde dormiremos, lo que le puede pasar al barco... Pero claro, es imposible acertar y el día se convierte en una fuente inagotable de sorpresas.  También ocurre en los viajes en coche o en avión, claro, pero en la navegación es más evidente.

Aprovecho para contaros una de esas historias inspiradoras. Un médico jubilado francés, Jacques Hauboin, de 90 años, va a intentar navegar desde Trinité sur Mer, en el Atlántico francés, hasta España. Lo hará en un Mousquetaire, un velero como el Corto Maltés, de seis metros y medio de eslora y 45 años de antigüedad.


 Jacques fue uno de los fundadores de la escuela de vela Glénan, y aunque lo hace por gusto y no para demostrar nada, ¡vaya si demuestra algo!. Que la edad que cuenta no es la del DNI sino la de tus pasiones e inquietudes. Que se lo digan a tantos de 30 años que lo más emocionante que pueden contar de su vida es cómo encuentran aparcamiento en el centro. Podéis ver detalles aquí:

http://www.voilesetvoiliers.com/croisiere/papy-fait-du-mousquetaire/#xtor=EPR-2-[news-11-07-2018]-20180711-[lien]

Le deseamos la mejor suerte del mundo.

Mañana os contaré nuestra travesía a la segunda isla anglonormanda, Guernessey.

Un día en la isla de Jersey.

Hola navegantes.

Ayer lo dedicamos a conocer Jersey y descansar un poco. Es una isla inglesa pero con un estatus especial, parecido a Gibraltar. Es paraíso fiscal, la vida es cara, y tiene la flota más grande de Rolls Royce del mundo aunque solo mide 16 km en su parte más ancha y no sé si en el Rolls podrán pasar de tercera.

Si queréis ver un  barco raro mirad este: mitad autobús, mitad barco, para ir al Castillo Elizabeth, en una isla con una carretera de acceso que se cubre con la marea:





Hoy vamos a la Isla Guernessey. Nos gustaría ir a conocer los Écréhou, unos escollos a 6 millas de Jersey donde unos pocos pirados se han construido unas casas en las pocas rocas que sobresalen del agua en pleamar:


Pero igual que en la vuelta a España tenemos que dar prioridad a la seguridad sobre el turismo. Ir a verlos nos obliga a ir a Guernessey contorneando Jersey por el este en vez de por el oeste, nos alarga la etapa una 15 millas, y nos arriesgamos a que se nos invierta la marea, no lleguemos a Guernessey, y tengamos que pasar la noche en el mar a pocas millas de la Raz Blanchard, el punto más caliente de la vuelta a Francia.

Para terminar, un ejemplo de que no sólo los pequeños tenemos problema con la hélice:



Hasta mañana navegantes.