Hola navegantes.
Ya os he comentado muchas veces que ganarse el paraíso de las islas atlánticas de Francia te obliga a pasar por el Purgatorio de Las Landas. Es una costa lineal, baja y arenosa, de más de ciento cincuenta millas y sin puertos intermedios, expuesta a los vientos del Oeste y sobre todo a las grandes olas del Océano Atlántico que entran hasta el fondo del Golfo de Vizcaya sin ser frenadas por nada. En el interior de la costa hay numerosos estanques o lagos, algunos de los cuales estuvieron comunicados con el mar pero cuya entrada se fue cegando por los aportes de arena, y ya no son accesibles para los veleros. La plataforma continental sube abruptamente y el océano pasa de más de 4.000 metros de fondo a 80 metros a pocas millas de la orilla, y allí las olas rompen y se desordenan creando uno de los mares más peligrosos del mundo cuando sopla duro del Oeste.
Sólo tiene dos puertos: Capbreton y Arcachon, los dos con su acceso limitado por la marea y el mar de fondo. Si no consigues entrar en Capbreton tienes, desde Hondarribia, 93 millas hasta Arcachon, y si no consigues entrar en Arcachon, 160 hasta Royan, en la desembocadura del Garona. Y eso en línea recta, con los bordos de la navegación a vela el doble o el triple. Y toda la costa entre ellos son playas batidas por el viento y las olas del Oeste, sin ningún refugio donde fondear.
Por si fuera poco, la zona ha sido elegida como campo de tiro por el ejército francés, y cuando lo usan está prohibida la navegación por las zonas marcadas. Hay barcos de color gris naval y helicópteros patrullando, y si se te ocurre entrar te sacan por la vía expeditiva. Por eso en la planificación hay que incluir informarse sobre las coordenadas en las que van a disparar, sus horarios, y abstenerse de interferir. Porque no disparan con fusiles, aunque no sea la bomba H disparan con misiles del tamaño de un microbús.
Hasta hace pocos años, y concretamente cuando dimos la vuelta a España en el Corto Maltés en 2012, siempre dejaban libre un pasillo de tres millas entre la costa y la zona restringida. Pero ya no es así, y cada día de ejercicios hay que enterase de la zona de paso permitida, si es que existe alguna. Algunos días el rectángulo de tiro está pegado a la costa y mide de ancho 60 millas, hay que pasarlo por fuera, y es una burrada de rodeo, además de que el Corto Maltés no está despachado para esas distancias.
La consulta se puede hacer en la web de la Prefectura Marítima del Atlántico, apartado de Avisos Urgentes a los Navegantes (clic aquí) donde marcan en un mapa todos los avisos:
sabiendo que los que están señalados en el agua frente a la costa de Las Landas suelen ser los de los ejercicios de tiro. Haciendo clic encima del marcador sale el texto con los detalles. Indican los días y las horas, y las coordenadas de las zonas de exclusión. El problema es que sólo los anuncian con 2 semanas de antelación, y nosotros necesitamos mucho más para que los sucesivos tripulantes se saquen los billetes de avión al punto de intercambio de tripulación.
Como alternativa está llamar por teléfono al Centro de Tiro de Las Landas (0033 558 82 22 58) para que te informen. No es que te den más detalles (supongo que será un secreto militar) pero si te enrollas con el que contesta a lo mejor le sacas algo más. Ayer, por ejemplo, me dijo que en mayo y junio casi seguro que se repitan los horarios y coordenadas de abril. Eso significa que habrá una pequeña zona de tiro frente a Mimizan (donde tienen la base) desde la costa hasta el meridiano de 1º 20' al Oeste, es decir, hasta 3 millas de la orilla:
Esta zona estará activa desde las 8:00 hasta las 23:50 h (otros días hasta las 18:00 h), y en general de lunes a viernes, aunque alguna semana también la usarán el sábado y el domingo. Hay que marcar la zona en el Navionics y andar espabilado para no transgredirla. Si se confirma sería fenomenal para nosotros, porque es pequeña (otras veces incluye todas Las Landas) y podremos navegar hacia el Norte por fuera de las 3 millas con un margen amplio, o bien usar las horas de la noche o un fin de semana, o sea, muchas opciones. Siempre dando por hecho, por supuesto, que tienen buena puntería. Otros años lo tuvimos peor, teniendo que esperar en puerto hasta el día que no hubiera ejercicios, o teniendo que pasar por el estrecho pasillo de 3 millas entre la costa y el campo de tiro, o sea, oyendo pasar los misiles por encima.
Una de las veces navegábamos en mitad de una encalmada y nos sobrevoló un helicóptero, quedándose estático sobre nosotros, tan cerca que para verlo casi había que echar la cabeza hacia atrás. Los ocupantes agitaban las manos y nosotros contestábamos creyendo que nos saludaban, hasta que vimos que estaban señalando un cartel amarillo bajo su ventanilla que decía "contactar canal 16". Ya estábamos a la escucha en ese canal, que es obligatorio, y no nos hubiera hecho falta la advertencia. Pero al poco nos llamaron por el canal 16 desde el barco “L’Inconuu” (“El Desconocido”) que aparentemente dirigía las operaciones, dirigiéndose "al velero que ha sido sobrevolado por el helicóptero". Después de contactar e identificarnos, me preguntaron rumbo, destino y hora estimada de llegada (les di los de Arcachon) y me dijeron que no cruzara la línea de las tres millas, lo que ya sabía. Luego escuchamos la misma conversación con otro velero al que no veíamos pero que iba por dentro de la zona de tiro, al que con bastante dificultad por el ruido del helicóptero le conminaron a que se saliera. El resto de la mañana una patrullera fue siguiéndonos como un San Bernardo, más o menos a medio kilómetro, para comprobar que no nos metíamos en su zona de maniobras. Era un barco curioso, un catamarán a motor con una superestructura enorme y muchísimas antenas de comunicaciones. Finalmente comunicó con su base de operaciones en tierra para preguntar si nos tenían localizados y si podían hacernos el seguimiento desde tierra, y al contestarles que sí ellos se alejaron. Ese día les salimos caros a los franceses, y daba mal rollo escuchar a los aviones o los misiles pasar sobre nuestras cabezas, aunque no los veíamos por las nubes.
En cualquier caso, estos ejercicios añaden una cantidad de incertidumbre y estrés al comienzo de nuestra navegación, que sólo se compensa sabiendo todo lo bonito que nos espera después, en las islas atlánticas de Francia, que aunque no tengan playas con palmeras cocoteras como las del Pacífico, ni datileras como en las Maldivas, no tienen mucho que envidiarlas.
Con cuidado, navegantes.
Ay con los "Jueguitos a las guerritas"!, se acabarán algún día?
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