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miércoles, 12 de abril de 2023

Ideas locas en la bahía de Santander.

 Hola navegantes.

Ahora que se está discutiendo la utilidad o no de los espigones de La Magdalena y si merece la pena su fealdad (comparad el antes y el después):

 

 

voy a recordar algunas de las ideas locas que se han propuesto para nuestra bahía, y que han estado en las cabezas pensantes oficiales, no sólo en la imaginación popular.

 La bahía de Santander tiene un preocupante problema de colmatación con arena, debido a que en el siglo XX perdió dos tercios de su superficie por sucesivos rellenos. En  esta foto se ve la línea de costa actual y (con línea amarilla) la original:

 

Esta pérdida de superficie (que es muchísimo mayor si se mide en volumen: ha perdido un 48% de su capacidad de agua) significa que en cada marea hay una renovación de agua de la mitad que hasta el siglo XIX, lo que disminuye la capacidad de vaciado de los sedimentos que deposita el río Cubas (o río Miera). Este hecho ha sido totalmente debido a la actividad humana, por los rellenos de antiguas balsas de decantación de las minas, la expansión del puerto, la desecación para aumentar los pastos y la ocupación del perímetro de la bahía por infraestructuras de comunicación.

 El aspecto externo más fácil de constatar es el crecimiento de la lengua de arena del Puntal (unos trece metros cada año) y que en las bajamares queden al descubierto las zonas de mitad de la bahía sobre las que se puede tranquilamente pasear, y que coloquialmente llamamos “El Páramo”. La mayoría de los veleros ya no se arriesgan a navegar por encima del Páramo por el riesgo de varar, y no sería el primer puerto de la cornisa cantábrica que debe abandonar su actividad por colmatación de lodos.

Además la bahía está compartida por las actividades de la náutica deportiva, la pesca, el marisqueo, y la actividad industrial del puerto de Santander, y por motivos económicos siempre se da prioridad al puerto. Pero precisamente por estar en una bahía cerrada su expansión está constreñida por la geografía, y cualquier ampliación es muy dificultosa. Eso, junto a la colmatación de arena y lodos, está haciendo que la competencia se vuelque hacia los puertos de Gijón o Bilbao, que no tienen esos problemas. Estar en una bahía cerrada y protegida, que en los siglos anteriores era una ventaja por la protección de los temporales, hoy en día se ha convertido en un inconveniente.

Para la ampliación en el exterior se propuso un megapuerto en la costa Norte, fuera de la bahía, junto a la Virgen del Mar y englobando en su interior la Playa de La Maruca:

Esta playa quedaría incrustada en el hormigón, como quedó en su día el pueblecito de Ciérvana, en el megapuerto de Bilbao:

Para la ampliación en el interior se propuso un muelle nuevo en la orilla de enfrente a Santander, en Pedreña, ocupando desde la base del pantalán de Calatrava hasta el espigón de la curva de Pedreña:

 Este muelle habría afeado la vista desde Santander hacia la otra orilla, que ahora es verde y poco urbanizada, y habría permitido al puerto apropiarse de toda la orilla de enfrente.

 Y finalmente, la que se adoptó, la desecación de una nueva superficie junto a los actuales muelles de RAOS:

Esta obra se está ya realizando, y empeorará la colmatación de arena de la bahía pues supone disminuir aún más su lámina de agua. Es posible que los intereses a corto plazo perjudiquen la evolución futura del puerto, y la bahía se acabe secando. Aunque según el curso normal de la naturaleza nosotros deberíamos estar muertos y no veremos la barrabasada, bastante triste es lo que dejamos a nuestros hijos. Y aunque la bahía de Santander ahora forme parte de una asociación internacional, con sede en Francia, de las bahías más bellas del mundo, nuestros nietos verán cómo nos echan cuando la arena coralina de La Magdalena, Bikinis y El Puntal esté sustituida por el fango, y en la bahía sólo se pueda navegar por el canal dragado para llegar a RAOS. 

Algunas obras de desecación se iniciaron y no se concluyeron. Por ejemplo junto a Pedrosa hubo durante décadas dos superficies separadas del mar por escolleras, para crear suelo industrial. Como finalmente no se concretó el proyecto, las escolleras, con buen criterio, se derrumbaron y se volvió a dejar entrar al mar de donde se le había sacado:

 

Y otros proyectos, por fortuna, no llegaron a concretarse, como el dique seco en La Magdalena, que habría supuesto cerrar toda la playa con hormigón hasta la Isla de la Torre, que quedaría incrustada en los muelles, y construir el dique seco entre la isla y la actual línea de costa:

Y en el mismo capítulo entra la idea más loca, de la que no he encontrado fotos, que fue la de unir con un muro de contención la Isla de Mouro con la Península de La Magdalena, para cerrar por el Oeste la entrada a la Bahía y hacer un megapuerto como el de Bilbao. ¿Os lo imagináis?. No hay que tener una sensibilidad de confitera para que te duela  imaginar la Isla de la Torre o la Isla de Mouro incrustadas en un muelle de hormigón. Sería parecido a lo que hicieron con la Isla de Escombreras, en Cartagena, que conocimos en la vuelta a España. El que no se lo crea puede verlo aquí en las fotos del satélite:

Clic aquí

Con cuidado, navegantes.

3 comentarios:

  1. Es triste el cortoplacismo y la irresponsabilidad que abunda tanto, pero éstos, si se mezclan con poder, hacen una combinación capaz de dañar, incluso destruirlo todo...
    Luego habrá tiempo para criticar lo que se decidió antaño, sin pararse a pensar en lo perjudicial de las decisiones actuales...

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  2. Desde luego, así lo veo yo también. Siempre dejo abierto el beneficio de la duda, los puestos de trabajo que se mantienen o se crean, y todo eso. Por eso no quiero ser nunca excesivamente crítico. Pero desde luego da mucho miedo ver esos deterioros en pocos años.
    Un saludo.

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  3. Seguramente habrán soluciones mejores para todos, incluido el medio geográfico, lo peor es que cuando se aprecian las consecuencias, es tarde ya...

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